¿Quién le hubiera dicho al torero Salvador Barberán (Algeciras, 1988) que el astado más difícil que tendría que lidiar era demostrar su propia inocencia? Por difícil que parezca creerlo, este honrado matador de toros ha perdido 10 años de su vida y su carrera por una acusación errónea de blanqueo de capitales. Ahora, lograda la absolución, le queda lo más difícil: volver a los ruedos y retomar su carrera donde tuvo que dejarla.
Y es que el 19 de octubre de 2012, cuando la noticia saltó a los medios y toda esta pesadilla comenzó, tan solo habían pasado unos meses desde que Salvador Barberán había tomado la alternativa cuando en una operación de la Guardia Civil contra el blanqueo de capitales, su antiguo apoderado, al ser acusado por los agentes dentro de una trama por la supuesta venta de un premio de lotería, dio su nombre para defenderse. Barberán pasó un solo día en el calabozo, pagó su fianza y ha estado en libertad todo este tiempo, esperando la celebración de un juicio que se retrasaba una y otra vez para demostrar su inocencia. Su calvario llegó finalmente a su fin el pasado 24 de noviembre, cuando, con motivo de la apertura de juicio oral por la causa en la que estaba inicialmente investigado, se le declaró absuelto antes incluso de iniciarse la sesión.
Al día siguiente, Barberán publicaba un comunicado en las redes sociales comunicando la resolución judicial favorable. En ese comunicado, el torero relataba que sentía un “profundo alivio”, lamentando “el daño ocasionado por toda esta situación a lo largo de todo este tiempo”, en el que esta circunstancia ha marcado su vida. “No he tenido juicio, pero estos 10 años han sido una condena”, sentencia. Al mismo tiempo, critica la actitud de algunos medios de comunicación, en especial, cadenas nacionales, que le relacionaron con fechorías que iban incluso más allá de lo recogido en el sumario, llegando a relacionarle con la trama china, como a Nacho Vidal. “Ojalá todos esos medios que entonces sacaron un titular a costa de mi nombre, hoy hubieran mostrado el mismo interés para decir que me han absuelto y que soy inocente”, comenta.
“Jamás se hizo un registro en el que encontraran nada en mi casa. Sólo me utilizaron para conseguir un titular”, se lamentaba Barberán en declaraciones a VIVA CAMPO DE GIBRALTAR. Ni tan siquiera le retiraron el pasaporte, y muy pronto pudo viajar a México a intentar reflotar su carrera, pero fue imposible. “Conseguí para un año tres corridas o así, y porque tenía amigos que conocía de antes. Eso no basta para sobrevivir en el toreo. Tuve que dar carpetazo”, se lamenta Barberán, a quien tampoco le fue bien en otros sectores laborales tras renunciar al que había sido su sueño. “Lo intenté en el sector inmobiliario, al que siempre se había dedicado mi padre, incluso me mudé a Sevilla, donde no me conocieran tanto, pero luego el empresario miraba en Google y todo estaba ahí. No duraba ni una semana”, incide. De ahí, pasó a trabajar como repartidor de paquetería o empresas de transportes e incluso se dedicó a recoger naranjas. “Me tenia que conformar ya con lo que nadie quería”. Y, a pesar de ello, “alguien me reconocía y todo volvía a empezar”.
Ahora, su máximo objetivo es volver a torear. Tras dejar de hablarse -como es de entender- con su anterior apoderado, ahora está representado por Félix Pereda, un empresario de Aranjuez. “Me estoy preparando. Ya he matado algunos toros en el campo y ojalá pueda retomar mi carrera, o cuando menos demostrar que soy un ser humano que no ha hecho nada malo”, finaliza.