Investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han desarrollado una metodología que usa imágenes de drones y satélites para monitorizar la especie 'Rugulopteryx okamurae', una macroalga invasora procedente de la costa japonesa que en los últimos años se ha extendido rápidamente por el litoral andaluz.
Según señala el CSIC en una nota, la metodología de este estudio se ha desarrollado a partir de un vuelo con dron realizado el 1 de julio de 2021 en la playa de Bolonia, en Tarifa, junto a las muestras de alga recogidas y los datos hiperespectrales captados con el radiómetro de campo ese mismo día.
Esta alga parda fue detectada por primera vez en 2015 en las costas del Estrecho de Gibraltar, y su elevada velocidad de expansión le ha permitido colonizar una amplia gama de hábitats desde los 0 a los 50 metros de profundidad.
Esta investigación es pionera en evaluar la capacidad de los sensores remotos a bordo de drones y satélites como herramientas para monitorizar el alga japonesa invasora, abriendo un nuevo enfoque para optimizar su investigación y su gestión, ha indicado este organismo.
El estudio ha combinado imágenes de sensores multiespectrales de drones y satélites con la información radiométrica obtenida in situ en la costa, como ha explicado esta entidad sobre la investigación, que ha utilizado también imágenes satelitales de media y alta resolución espacial, tanto de Landsat-8 como de Sentinel-2, cercanas a la fecha de la toma de muestras.
El CSIC ha explicado que el estudio se ha plasmado en un artículo en la revista Frontiers en el que se destaca la importancia de incorporar estas herramientas en los programas de seguimiento continuado de la especie.
"Gracias a los datos radiométricos, hemos logrado caracterizar las firmas espectrales del alga, desde el arribazón en la playa seca hasta el submareal a 5 metros de profundidad, de manera que podamos generar una herramienta sinóptica de seguimiento de la especie a futuro sin necesidad de ir presencialmente", ha explicado en una nota Mar Roca, investigadora del ICMAN-CSIC y coautora del trabajo.
El CSIC ha señalado que los resultados obtenidos, tras realizar el tratamiento de las diferentes imágenes multiespectrales mediante técnicas de 'machine learning', permiten cartografiar la cobertura vegetal emergida y sumergida de esta macroalga. Las imágenes del dron muestran "una mayor precisión" al delimitar y cuantificar el área ocupada por el alga, mientras que las de los satélites Sentinel-2 y Landsat-8, de 10 y 30 m/píxel de resolución espacial, son capaces de detectar su presencia y generar alertas de forma continuada de manera remota.
"La importancia de este estudio radica en la caracterización radiométrica del alga y la evaluación de esta metodología para monitorizar de forma remota su distribución. Obtener la cartografía de los fondos y detectar dónde se encuentra más allá de los cinco metros de profundidad es aún una línea abierta en la investigación, pero poder detectar el alga flotante antes de llegar a formar un arribazón en la playa, puede ser una potente herramienta para su gestión operacional", ha argumentado Roca.
El estudio, liderado por el ICMAN-CSIC, cuenta con la participación de investigadores de la Universidad de Nantes y del Consiglio Nazionale delle Ricerche y está desarrollado en el marco del proyecto Sat4Algae, financiado por la Junta de Andalucía.
El CSIC ha recordado que solo en la Unión Europea, las macroalgas constituyen un 40% de las especies marinas invasoras de especial preocupación, y según investigaciones previas, esta alga está provocando "importantes impactos ecológicos en la costa andaluza", como la pérdida de biodiversidad, la alteración del hábitat marino y el desplazamiento de especies autóctonas, además de generar consecuencias económicas en el sector pesquero y turístico de la zona.
Este estudio demuestra que las imágenes de satélites y vehículos aéreos no tripulados (UAV) son útiles para monitorizar esta especie y supondría un valor añadido a los programas de seguimiento continuado que existen en la actualidad, ha señalado el CSIC, que ha argumentado que podría ser una herramienta de apoyo a la hora de adaptar las políticas regionales, nacionales y europeas, incluida la Estrategia de Biodiversidad de la UE 2030, así como los Objetivos de la UE de restaurar los ecosistemas marinos.