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Cádiz

El último cañón de Puerta Tierra

Esta pieza de artillería colocada como falso guardacantón se encuentra en la esquina del chalé Casanova que será derribado para construir un bloque de pisos

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Chalé Casanova.

Cañón colocado en la esquina del chalé por Manuel Accame.

La ciudad se va transformando con el paso de los años, como si de una eterna metamorfosis se tratara. Cada siglo ha colocado sus piezas como hieráticos testigos para dejar constancia de que existió otra época. Aunque es la mano humana la que construye y reconstruye, borrando y pintando de nuevo a su antojo. Hace unas semanas leíamos en las páginas de los periódicos que el chalé de Casanova, en la esquina de la calle Adriano con Poeta Nieto, será derribado para hacer un bloque de pisos en su lugar. Uno más y uno menos de los pocos chalés que quedan en pie en extramuros. 

Sin embargo, el derribo no sólo borrará del mapa de la ciudad esta pieza arquitectónica tan característica del siglo XX. Este chalé alberga en su fachada, concretamente en su esquina, el último cañón de la zona de Puerta Tierra. Se trata de una localización extraña para la colocación de esta pieza de artillería, sobre todo teniendo en cuenta que los cañones se colocaban en las esquinas para protegerlas del roce de los carruajes en los siglos XVI, XVII y XVIII, “sobre todo a partir de 1712 cuando se instala en Cádiz la Casa de Contratación de India, según Antonio Ramos Gil, autor del libro ‘Guardacantones de Cádiz: cañones y esquinales’. Por aquel entonces en Puerta Tierra prácticamente no había calles, por lo que tampoco había esquinas que proteger.

“Según una lista de relaciones de cañones en las esquinas del año 1937 había dos cañones colocados en la calle Enrique Calbo y otros dos en la calle Cooperativa. Otra lista de 1946 señala otro más en la avenida Ana de Villa esquina con la calle Brasil”, señala Ramos Gil. “En ninguna de las dos relaciones aparece el cañón del chalé de Casanova, ya que se construyó posteriormente; así que como conclusión extraemos que se trata de un falso guardacantón”. Pero, ¿quién lo colocó allí?

Aunque este chalé sea conocido hoy día como el de Casanova, lo cierto es que fue mandado a construir por la familia Accame, concretamente por el hijo de Antonio Accame Scassi, el dibujante y artesano del barrio de San José, autor de numerosos decorados y carrozas del Carnaval. Pues bien, su hijo Manuel Accame Campos, aparejador,  “se dedicaba a recolectar objetos de la ciudad”, nos cuenta Ramos Gil. 

“Tenemos constancia de que guardaba en su chalé, por ejemplo, la reja del presbiterio de la antigua iglesia de La Merced”. De hecho, existen rumores de que también tenía en su patio un banco y una farola procedente del parque Genovés. Posiblemente este cañón no fuera más que una de esas piezas que Manuel Accame quiso tener en su casa, el antojo de un burgués colocado en el corazón de un barrio proletario como era el de San José.

“El cañón está protegido por el PGOU. Por lo tanto, por ley el nuevo constructor debería sacarlo y reponerlo de nuevo en el mismo lugar”, expone Ramos. Sin embargo, seguramente no encaje con la estética de la nueva construcción y urbanismo tendrá que buscarle otra ubicación que no sea artificial como lo es la actual. El cañón sobrevivirá, aunque no correrá la misma suerte para este chalé que forma parte de apenas una treintena que se conservan. Son una seña de identidad que diferencia a la zona nueva del resto de ciudades, siendo la característica principal de los barrios de extramuros, pero que se rinden ante las grandes constructoras y el mercado inmobiliario sin poder luchar contra el paso del tiempo.

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