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Cádiz

“Si quieres ir rápido en la vida, ve solo; pero si quieres llegar lejos, ve acompañado”

El paratleta Rafa Cabello, que perdió un ojo y solo tiene un 3% de visión en el otro, se marca como objetivo participar en triatlón en los Juegos de París

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  • Rafa Cabello, con su entrenador y guía, José María Merchán. -

Rafa Cabello ha padecido desde que nació hace 23 años un glaucoma congénito, grave patología ocular que resta visión periférica y requiere un tratamiento crónico. De niño, por una infección por tocarse los ojos, como hacen todos los niños, perdió el derecho. En el izquierdo, su visión es de un 3%, aproximadamente. Y, si bien la enfermedad que padece no es degenerativa, la presión ocular puede complicar las cosas. Óscar Gris, especialista del centro del grupo Miranza IMO Grupo Miranza y quien se ha convertido en su oftalmólogo desde los 6 años, explica que “durante todo este tiempo, hemos ido tratando las alteraciones genéticas de su ojo para mantener ese pequeño porcentaje de visión que tiene”, que ha llevado a Rafa al quirófano en varias operaciones y a ser sometido a dos trasplantes de córnea para que mantener un resto visual que le permite cierto grado de autonomía.

El respaldo de su familia también ha resultado fundamental para superar obstáculos. “Mis padres no han tratado nunca de sobreprotegerme; me han permitido hacer y deshacer en mi día a día, equivocarme  mucho y ganar independencia”, explica en conversación telefónica Rafa, definido por quienes le conocen como “valiente, positivo y optimista”.

El deporte, finalmente, marcó los designios de su vida. Primero fue la natación a partir de los doce años. Luego, a los 16, “de manera un poco tardía, el triatlón”, su pasión en la actualidad, disciplina exigente que le ha servido para fijarse una ambiciosa meta en el horizonte más cerca: recorrer con éxito y hasta el final el camino hacia los Juegos Paralímpicos de París 2024.

No resulta fácil. El paratriatleta sevillano se juega una de las dos plazas disponibles para participar en la máxima cita deportiva internacional. Con él, sin embargo, son tres los aspirantes. A partir de junio comenzará el exigente circuito de competición puntuable. Rafa no solo tendrá que darlo todo para imponerse en el ámbito deportivo; tendrá, además, que afrontar el reto de la financiación de desplazamientos fuera de España sin contar con el apoyo económico de las administraciones públicas. La primera parada fuera de nuestras fronteras, Abu Dabi, obliga a desembolsar 2.000 euros. Este esfuerzo, en ocasiones, es más duro que el que lleva a cabo cuando viste el tritraje.

Su compañero de fatigas, José María Merchán, entrenador y guía, aliva al carga. También sevillano, fue el primer triatleta andaluz en conseguir el sueño de formar parte de la delegación española en unos Juegos Olímpicos hace más de dos décadas.

“Me ha ayudado en lo laboral y en lo personal”, valora Rafa cuando se le cuestiona sobre el papel que ha jugado en su trayectoria Merchán. No en vano, le animó a estudiar el Grado Superior en Nutrición Deportiva y a entregarse al cien por cien a la competición. También le ha servido para concluir que la vida, en términos generales, “es un deporte de equipo”, y, por lo tanto, remarca que, “si quieres ir rápido, ve solo, pero si quieres llegar lejos, ve acompañado”.

“¿Pero quién tira de quién?”, pregunto. Rafa, sonríe. “Él, tira él, ojalá alcanzara su nivel”, sonríe. Juntos cubren los 750 metros de nado, los 20 kilómetros sobre bicicleta de dos plazas y los cinco kilómetros en carrera a pie en tiempo entre una hora y una hora y diez minutos. A la semana, dedica en torno a unas 25 horas a entrenar. En alguna ocasión, ha pasado consulta con el tritraje, porque compagina su trabajo con la preparación para los campeonatos. En un par de meses, las rutinas se vuelven más exigentes. “Me centraré en los Juegos Olímpicos”, asegura, convencido de que se encuentra ante una oportunidad única de dar el salto definitivo en su carrera deportiva.

Aunque tiene claro que, si finalmente no obtiene el pase a París, habrá merecido la pena el esfuerzo. “Lo importante es el camino, no la meta; cuando llegas arriba, en la cima no hay nada, o disfrutas por el camino o te quedas a la mitad”, reflexiona al teléfono con el mismo desparpajo que muestra en los vídeos de Youtube que, bajo el título #Tándem narra, en primera persona, sus principales anhelos y aspiraciones y muestra su espíritu de superación, la constancia, la disciplina y, a la vez, el sentido del humor que le convierten en ejemplo de superación.

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