A Cecilia le gustaba escribir de su tiempo. Había nacido en 1796 y consta como su primer escrito publicado un relato sobre la batalla de Trafalgar, que había ocurrido en 1805. Su primera novela, “La Gaviota” también transcurría en el siglo XIX para narrar el desgarro del triunfo frustrado de una joven con una bellísima voz. Pero ella la firmó con un apodo de hombre, Fernán Caballero. “Quiso que se valorara su obra con el mismo rasero que a los demás escritores, temía que si la firmaba como una mujer se le diese un trato diferente”. Lo explica Marieta Cantos, quien en estas semanas apura la biografía de Cecilia Böhl de Faber, una autora valiente, compleja, y de vida apasionante, que ha sido elegida Autora del Año 2022 por la Consejería de Cultura.
Toda biografía comienza con el nacimiento de una vida. La de Cecilia comenzó en 1796 en Morges, Suiza, donde estaban sus padres, el comerciante e hispanófilo Juan Nicolás de Böhl de Faber, y Francisca (Frasquita) Larrea, otra mujer singular, que en el Cádiz de las Cortes se hizo popular por organizar, en contra del criterio de su marido, tertulias en su domicilio y querer tener presencia en el debate político de la época. “Juan Nicolás y Francisca Larrea, por el trabajo de él y la situación del país en plena Guerra de la Independencia, vivieron mucho tiempo separados. Muchas cosas que sabemos de ellos ha sido gracias a las cartas que se intercambiaron”, explica Marieta Cantos, profesora de la Universidad de Cádiz e investigadora, que se ha especializado en el papel que las mujeres tomaron en esta época. “El matrimonio tenía discusiones porque él creía que su esposa estaba haciendo y diciendo cosas que no correspondían con el ideal de mujer de la época, le reprochaba que se deja llevar mucho por la pasión”, relata.
Cuenta Marieta Cantos que estos reproches de su padre a su madre marcaron a su hija Cecilia. “Juan Nicolás emplazaba a Francisca a no expresar sus emociones, y eso termina por afectar a su hija, lo que la hace chocar con su madre”. En esa base familiar, encuentra la profesora una de las motivaciones que pudieron llevar a Cecilia Böhl de Faber, entonces ya una inquieta escritora, a firmar con nombre de varón. Lo hizo en 1835 con ese relato sobre la batalla de Trafalgar. Eligió Fernán Caballero. Y con ese nombre firmó su primera novela “La Gaviota”, que se publicó por entregas en El Heraldo de Aragón. Fue una novela muy valorada, que ella había escrito contra los folletines que triunfaban en la época. Daba una visión muy cercana de las formas de hablar y comportarse de los españoles de aquellos años. Sus siguientes obras como “Clemencia”, “La familia Alvareda” o “Lágrimas”, la elevaron como referente de la narrativa de mediados del siglo XIX en España, como una renovadora de la novela española. Siempre firmó como hombre y nunca reveló que detrás de esta rúbrica estaba ella. “No quiso nunca que se supiese que detrás de Fernán Caballero estaba una mujer porque eso hubiese supuesto que no la valorasen objetivamente”. Con todo, siempre existieron rumores y dudas, que se intensificaron, debido al éxito, a mediados de los años 60. Ella era una defensora de las tradiciones católicas y monárquicas, de las costumbres, pero fue rompedora por querer, aunque fuera tras un apodo de hombre, escribir en esa época sobre temas que no estaba bien visto antes que abordaran las mujeres. A ellas se les quería reservar para la poesía como afición. Böhl de Faber tuvo tres maridos. De los dos primeros enviudó muy joven. Y fue el tercero, Antonio Arrom de Ayala, el que la animó a escribir. “Para ella era una forma de ganar dinero, pero también de evadirse de un mundo que le da muchos sinsabores”.
Autora del año 2022
Marieta Cantos ha dialogado esta semana con la periodista Pepa Pacheco en la Biblioteca Provincial en torno a Fernán Caballero, dentro de las actividades del Día Internacional del Libro organizadas por el Centro Andaluz de las Letras. Cecilia ha sido elegida autora del año 2022 por la Junta de Andalucía. Esta designación llevará a tres publicaciones, dos exposiciones, y jornadas y paseos literarios por el Cádiz y la Sevilla de la autora. La Consejería la ha escogido para “atraer su modernidad revisando los clichés que ocultaron su innovación creadora”. Böhl de Faber tuvo mucha vinculación con Cádiz. Conoció aquí y se casó con uno de sus tres maridos, su hermana se casó con Tomás Osborne, y con sus sobrinos intercambió muchas cartas, custodiadas en el archivo de la empresa vintarera, que ejercen de testimonios valiosísimos de una época. Escondió su condición de mujer bajo la de un hombre para que nadie analizase su obra con prejuicios. Estaba tapada como mujer para volar libre como esa gaviota a la que dedicó su primera novela.