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Arcos

José Antonio Pérez llega a la meta en Andorra entre aplausos y vítores

Completó su primer ironman de media distancia en tierras andorranas sintiéndose cómodo en todos los sectores del durísimo triatlón internacional

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  • José Antonio Pérez Morales se sintió muy a gusto en el sector de bici completando un ironman de ensueño. -

El lunes regresaba a Arcos el triatleta José Antonio Pérez procedente de tierras andorranas, en donde intervino en el Ironman 70.3, una de las pruebas más duras de esta modalidad deportiva, en la que los corredores tenían que cubrir un recorrido de 1.900 m nadando en el lago más alto de Europa, 90 km en bici teniendo que subir dos veces el Coll de Ordino-Arcalís, uno de los puertos más famosos del Tour de Francia, con 20 km de subida, y la carrera a pie,  una media maratón paralela al río Valira que transcurría por la ciudad de Andorra.

A José Antonio se le da muy bien la bici y el correr tampoco se le da nada mal, pero en el líquido elemento no se considera un buen nadador. Avisado de las duras condiciones del sector de natación -a 1.700 m de altura se hace difícil poder respirar con normalidad- no contaba con la extrema frialdad del agua en una distancia de 2.040 m- y no las tenía todas consigo, pero él mismo se sorprendió al constatar que había nadado mucho mejor y más rápido que en ocasiones anteriores, lo que le permitió adelantar a varios competidores y entrar en el sector de bici con grandes sensaciones. “Yo iba pedaleando por esos puertos con los pelos de punta y emocionado porque estaba disfrutando una barbaridad en una prueba durísima que le pasó factura a muchos corredores, pero que a mí se me dio de maravilla. Incluso las bajadas las hice con gran rapidez”, recuerda José Antonio de su sector en bici.

En el sector de la carrera a pie continuó con idénticas y positivas sensaciones hasta el km 10, donde empezó a mantener el ritmo y el pulso, parando en los avituallamientos e hidratándose y alimentándose adecuadamente hasta llegar al km 14 convencido de acabar su gesta, como así fue, entrando entre los jaleos y aplausos del público en las gradas de entrada en meta, que corearon su apellido contagiados de la euforia del triatleta de Arcos. “En el último kilómetro me dio el subidón, con toda la gente animándote, y me puse a correr como el que no estaba fresco o como el que no había hecho nada. Es una sensación increíble, aunque se haya sufrido en algunos momentos de la carrera a pie, pero es normal porque seis horas y 54 minutos dándole que te pego te dejan un gran cansancio en el cuerpo. Una pasada”, resumía el atleta arcense, que pretende continuar en la franquicia de los Ironman 70.3 de media distancia puesto que está inscrito en los dos que se suspendieron el año pasado, en Marbella y Cascais (Portugal), el primero en septiembre y el segundo en octubre. “No voy a levantar el pie durante mucho tiempo. Voy a recuperar durante una semana para volver a la actividad poco a poco y coger el ritmo porque en breve está aquí otro y el siguiente de Portugal”, reflexiona el corredor arcense, que entró en la meta en el puesto 321º de la general –el 300º de los hombres-, dentro de la categoría de 40 a 44 años, en la que acabó el 47º invirtiendo un tiempo de 6h54’37’’, de lo que se muestra enormemente satisfecho porque lo ha hecho debutando en una de las competiciones más duras de este tipo. “Hemos tenido suerte porque para el día de la carrera daban lluvia y había algunas bajadas muy respetables. Yo llevaba unas cubiertas de seco lisas y no podía arriesgar nada, ni tampoco poner unas cubiertas de mojado sin haberlas probado antes, pero nos respetó el tiempo y no llovió en ningún momento de la prueba. Todo salió a pedir de boca”, se congratula el corredor serrano.


La respuesta de sus compañeros del CD La Molinera Triatlón fue desbordante: el móvil de José Antonio tenía más de 500 mensajes. Además, buena parte de los miembros del club estuvieron siguiendo la prueba a través de una aplicación que les decía punto por punto lo que estaba haciendo el atleta arcense en todo momento, escribiendo comentarios y dándole ánimos. “La gente estaba flipando conmigo y yo preocupado por haberlos estado entreteniendo tanto tiempo. Algunos no se separaron del ordenador en toda la mañana. Gavi (Francisco Manuel Ortega Serrano), mi entrenador, me dijo que había estado más nervioso que yo mismo, lo que no era de extrañar porque yo no llegué a estar nervioso en ningún momento. Me dijo que estuvo comprobando mis tiempos y que si seguía marcado las pautas que habíamos fijado iba a completar el ironman, y así fue. Lo que me extraña realmente es que un día después de terminar la prueba no estoy cansado ni tengo molestias. Gavi me dice que es normal porque ha habido muchos y buenos entrenamientos y el cuerpo lo ha aguantado sin problemas”, explica el correoso triatleta gaditano, que agradece el apoyo de la gente y que se haya volcado con él a tope.

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