Con Mariano Urresti siempre aciertas. Este licenciado en Historia nacido en Santander, que ha sido asesor del Consejo de RTVE en Cantabria y además es autor de más de veinte libros sobre enigmas históricos es una apuesta segura cuando tu objetivo es leer un buen libro. Y lo ha vuelto a hacer. En este caso con una apasionante novela que tiene un título tremendamente sugerente: La pintora de bisontes rojos.
Entre asesinatos rituales, magia y chamanismo hay dos mujeres separadas por dieciséis mil años y que están unidas por las pinturas rupestres de Altamira. Los cadáveres de varios arqueólogos han sido encontrados en el interior de cuevas brutalmente mutilados. Las pinturas rupestres de esas cavernas han sido destruidas, y los sucesos tienen desconcertadas a las autoridades.
Mientras tanto, Miren, una joven estudiante de Bellas Artes, consigue su sueño al incorporarse al equipo que se dispone a realizar la réplica de las pinturas de Altamira, sin sospechar que su vida cambiará para siempre al verse involucrada en una siniestra trama ideada por una organización de fanáticos religiosos. Al tiempo que sus manos se manchan de ocre y carbón reproduciendo las sobrecogedoras pinturas de Altamira, algo extraordinario sucede. Pero es tan asombroso, que únicamente quienes crean en la magia lo aceptarán. Solo quienes aún no hayan perdido la capacidad de asombrarse admitirán la posibilidad de la amistad de dos mujeres separadas por dieciséis mil años de distancia.
Pero cuando conozcas a Aia, comprenderás que el tiempo no es obstáculo para una mujer chamán. Sin embargo, lo más extraordinario es que cuando habíamos leído el final, en realidad estábamos en el principio. Y eso lo descubrirá años después Alaia, la hija de Miren.
No es fácil ambientar una novela en Altamira, pero Urresti lo hace tan bien que hasta Pilar Fatás, que es la directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, ha dicho de la novela que “Los capítulos de la Altamira paleolítica son tan fidedignos que perfectamente podrían ser reales; sus personajes, acciones y conversaciones ilustran la vida en aquel tiempo”. Un aval más que sólido para anotar esta lectura en nuestra lista de deseos.