Para Tocino, “esta fiesta es una alternativa a lo que ofrece hoy día la publicidad. Lo importancia no se da al juguete y sí al juego. Con la modernización y los juegos digitales nos olvidamos del juego popular. La intención es que los niños se relacionen y se integren y no pasen tantas horas delante de la televisión y el ordenador”.
Pero además apunta que, debido a la realidad que existe en la ciudad acerca de la inmigración, también es una oportunidad para que haya intercambio cultural y básicamente que “se conozcan los juegos tradicionales de unas y otras culturas”.
David Otero indica que, “a pesar de las dificultades económicas con las que se encuentra Andad, que han hecho que esta fiesta bailara en el calendario, no han podido conseguir que se eliminara porque es un clásico y porque es el colofón a las actividades que hacemos en los distintos barrios a lo largo del año”, como puedan ser José Antonio, Los Milagros u otros más favorecidos de la Zona Norte, “que ayudan a la integración de los niños”.
Asegura que esta actividad viene siendo la recopilación de los juegos populares tradicionales de los centros de mayores, siendo la primera de ellas subvencionada con fondos europeos por ser un programa bastante novedoso. Ahora continúa teniendo los mismos objetivos que entonces, “la interacción entre los participantes, el relevo intergeneracional, el respeto a la identidad de la ciudad así como a los espacios de los barrios donde se llevan a cabo. Por ello, al igual que la concejala, hacemos un llamamiento a la participación de niños, adolescentes y adultos”.
El sábado habrá lugar para los talleres lúdicos, una zona de juegos y distintas manualidades. Habrá un cuentacuentos y alguna obra de teatro a cargo del grupo perteneciente al IES José Luis Tejada. Por otro lado, los participantes de los talleres de mayores del centro de servicios sociales Francisco Guerrero así como la asociación de vecinos Los Frailes participan, como cada año. Los primeros realizan dulces típicos y populares de la ciudad, como el piñonate o la garrapiñada, y los segundos hacen un ajo caliente que podrán disfrutar todos los participantes.
La falta de subvenciones para realizar algunas actividades o el retraso en el pago no impide que “trabajemos poco a poco, sobre todo con Bienestar Social, para ir superando esta eventualidad. Confiamos en poder continuar con las actividades y con el trabajo diario. No trabajamos con papel sino con personas y con entidades sociales”, con lo cual, los mediadores exigen que esta situación cambie para poder continuar aportando un grano de arena a esta causa en muchos barrios donde la presencia de estos jóvenes es necesaria. Mariola Tocino incide en que “muchas veces desde el área Económica no se tiene en cuenta la manera de trabajar de asociaciones como éstas por eso yo lo hago saber y soy como la gota constante que hace que no se olviden de ellos y que la situación se vaya normalizando”.
