Por momentos parecía que habíamos entrado en un escenario de ciencia ficción. Y todavía hay instantes en que da la impresión de que continuamos en él. Y es que la literatura de ficción especulativa ha descrito circunstancias traumáticas para la humanidad en escenarios postapocalípticos. Fuera por un virus desatado como el Covid, una guerra de aniquilación mutua, o por las consecuencias devastadoras del cambio climático, en las condiciones resultantes la humanidad superviviente ha de reconstruir en condiciones extremadamente precarias una nueva sociedad.
La literatura de ciencia ficción ha mostrado una extraordinaria capacidad para especular acerca de nuevas formas de organización social y de relacionarse los seres humanos. Y de forma particular la ciencia ficción feminista ha brillado a la hora de hacerlo sobre sociedades en las que se rompían todos los estereotipos de género, planteando la imperiosa necesidad de revolucionar profundamente las jerarquías sexuales, sociales y en las relaciones con nuestro entorno.
Desde las autoras pioneras como las que escribieron en el tránsito del siglo XIX la XX durante la primera ola feminista, hasta las que fueron capaces en la segunda ola de romper todas las convenciones y revolucionar la ciencia ficción. Desde las que escribieron en la época del primer neoliberalismo de Thatcher y Reagan, hasta las autoras actuales que están impactando con la mejor ficción especulativa en esta época de pandemias e inestables y peligrosos gobernantes de la ultraderecha en medio mundo.
Ellas especulan acerca de sociedades utópicas en las que son posibles otras relaciones entre seres humanos y con los no humanos, otras relaciones entre géneros fuera de la cultura patriarcal orevelando la interdependencia con el planeta que nos sustenta. Pero es sobre todo la literatura distópica (el reverso de la utopía) la que en estos últimos años está viviendo un verdadero boom, que va más allá de una moda, y que está sirviendo como cauce para expresar la angustia, la ira y la lucha de las mujeres en esta época atormentada.
La literatura feminista de ciencia ficción está trascendiendo así la literatura general. Ha dejado de ser un pasamiento -como habitual y erróneamente se entiende la ciencia ficción- para convertirse en una poderosa herramienta de crítica social y confrontación ideológica.
Vivimos unas décadas primeras de este siglo verdaderamente convulsas y atormentadas. Tanto que realidad empieza a ser suficientemente distópica como para que la ciencia ficción se convierta casi en novela realista. ¿No es razón suficiente para explicar la eclosión que se está dando en estos últimos años en la ciencia ficción feminista?
Hay sin embargo otra dimensión de la ciencia ficción que refleja la literatura especulativa del presente. La emergencia climática no puede quedar oscurecida por la pandemia del COVID-19. Por el contrario, se deben revelar las interdependencias y relaciones ocultas por el capitalismo. Es más, es muy posible que el origen de la pandemia se encuentre en la forma en la que nos relacionamos con el planeta y sus habitantes no humanos y con el cruel modelo de producción extractivista.
Por el contrario, si algo podemos sacar de experiencia, es que necesario escapar del estado de indefensión generalizada en que nos encontramos (salir de la distopía), y situarnos en la reacción organizada (luchar por la utopía).
Pensar en alternativas a la locura que nos apabulla,supone inevitablemente la puesta en valor de las propuestas que emanan de los feminismos y su encuentro con los movimientos en defensa del medio ambiente (ecofeminismos), integrando el antirracismo, la valorización de culturas no hegemónicas con mirada decolonial y la inclusión de todas las capacidades humanas y no humanas, por mencionar algunas de las dimensiones que nos sirven para pensar y construir mundos mejores.
En ese proceso hay que revalorizar el importante papel que la ciencia ficción feminista ha ejercido y sigue ejerciendo en la construcción de pensamiento crítico, en la especulación del efecto de la opresión patriarcal y propuestas para cuestionarlo, en la creación de utopías liberadoras que integran una lectura diferente del género y el sexo, en la ensoñación con mundos organizados de formas imposibles para la realidad presente, pero con importantes claves para la crítica.