¿Dónde están los Alcores?

Publicado: 06/10/2019
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Muchos de esos espacios también podrían servir para construir fábricas, entidades capaces de crear valor añadido, de crear riqueza y empleo estable
La comarca sigue en el mismo sitio, nadie se la ha llevado. Pero los Alcores, los cerros de albero que sólo pueden estar en el fondo, pero no del mar, sino de zanjas y carreteras y daban sinuosidad y nombre a la comarca, han desaparecido. No están. Está claro que el ser humano es el “rey” de la naturaleza. Más claro aún que, por esa regla, tener rey no es nada bueno. El rey del que hablamos en este caso, sólo es un depredador. Alcalá de Guadaíra ya no es un término municipal de pequeños cerros, de alcores de tierra solidificada y casi estéril. Pero la tierra sigue siendo estéril. Dónde había alturas suaves, pequeñas lomas, ha quedado una llanura irregular. Una llanura muy apta para el “crecimiento” de la ciudad, es decir, para la especulación. Un sitio ideal para dejar cientos de viviendas vacías y en construcción hasta la próxima crisis. Por cierto ¿por qué previo a las crisis las promotoras, inmobiliarias y constructoras crecen? ¿Será eso lo que crea el “bluff”, lo que deja el vacío imposible de llenar, como viene ocurriendo desde 2008?


Primero fue material de relleno de las autovías y autopistas. Buen material, porque se compacta mejor que otros, aunque hay otros y en montes más altos -por tanto de mucho mayor volumen- que también se compactan más que otros. Pero, mientras los cerros, los alcores desaparecen para cambiar el paisaje al dejarlo plano, crecen los montes de restos de tierra, de  escombros, sacados de las obras de construcción de esas viviendas, o sirven para rellenar hondonadas que permitan extender la superficie dónde ¿quien sabe? también podrían alzarse “hermosos” edificios o repetitivos modelos de pretendida creatividad, al estilo de las rectilíneas calles de London, para que puedan lucir a partir de la próxima “pequeña desaceleración”. Muchos de esos espacios también podrían servir para construir fábricas, entidades capaces de crear valor añadido, de crear riqueza y empleo estable. Pero en el conservador reino de las Españas continúa presidiendo aquel “que inventen ellos…”, de D. Miguel, el preclaro filósofo y pensador vasco. Y así, para el bizarro “reino de las Españas”, las crisis son más tempranas, más duras y más duraderas dificultosos problemas que el sueño del “imperio” y el garrotazo, son incapaces de resolver.


El gasto en construcción de viviendas en estos momentos, es inversión, pero de términos. Lo que se ha invertido es el sentido de la inversión, muy rentable para los acumuladores de dinero, ruinoso de nuevo para pequeñas constructoras y capaz de hundir una economía boyante, mucho más la española. Con todo, al aplanamiento de Los Alcores –que recuerda el de las mentes de los programadores de esta extraña economía- se une otro factor: será prisa inexplicable por terminar de aplanar un espacio geográfico no útil para el cultivo por la naturaleza de su suelo. Se trata de las obras públicas municipales. Sacar tierra de una zanja, crear montículos en un vacie y rellenar con albero, es prisa por acabar con este material  Más de la que tienen las petroleras en acabar con el petróleo. ¿No sería mucho más económico rellenar esas zanjas con la tierra sacada de ellas? ¿A quién beneficia el Geldwechsel?

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