El tiempo en: El Puerto
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Hablillas

Frankenstein

Es difícil recordar todo lo que se puede conmemorar, pero no sería justo que una obra como esta ocupara poco más que estos renglones.

Publicado: 02/04/2018 ·
21:14
· Actualizado: 02/04/2018 · 21:19
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

VISITAR BLOG

El año 1818 nació con la publicación que titula la hablilla de hoy. Es difícil recordar todo lo que se puede conmemorar, pero no sería justo que una obra como esta ocupara poco más que estos renglones.

Mary Shelley aceptó el reto de Lord Byron, quien le propuso escribir un  relato de terror. El tiempo lo consagró como un clásico, si bien la autora tuvo que sufrir que por el hecho de ser mujer fuera considerada como “agravante del mayor error de la novela”. Las generaciones de lectores posteriores han acabado con esta afirmación, con esta conclusión que se suma a la larga lista que han ido conformando los veintiún siglos de desconsideración femenina, aunque las cosas vayan cambiando afortunadamente.

Se trata de una novela que hoy se enmarca en la ciencia ficción, pero hace dos siglos posiblemente experimentara el rechazo anotado anteriormente y otro por parte del título. El moderno Prometeo, título original al que luego se le antepuso el nombre de la criatura, fue tomado como coletilla explicativa sin posible explicación. El rescate del mito, la alusión al ser fabuloso que moldeó al primer hombre, quedaba en suspenso hasta que la evolución y el análisis concluyeron en su paralelismo. Si Prometeo robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres tras haber visto que este fuego era el que daba vida, la criatura que creó el Dr. Frankenstein con partes de otros cuerpos, aprovechó la energía que la propia naturaleza le aportaba. Los dos dieron vida a lo que no la tenía. Los dos fueron creadores y por eso fueron condenados, por haber desafiado el curso natural, por haber alterado el ciclo biológico, como mucho antes hiciera Asclepios, solo que este médico griego resucitaba a los muertos.

Mary Shelley también fue creadora, porque aceptó un reto que ni el proponente sabía cómo acabaría y aunque dos siglos después la obra sigue gozando de plena actualidad, su autora, la creadora de la trama también fue castigada por los prejuicios y condenada al silencio. Pero lo que existe, aunque lo escondan, acaba apareciendo. Recompensada con creces por el cine -se han hecho noventa y tres películas- los estudiosos coinciden en señalar a Mary Shelley como pionera en plantear la ciencia ficción como advertencia y si bien la ciencia es uno de los pilares en lo que se basa el argumento, el método es el otro pilar donde se apoya la imaginación. Ella no sólo creo una criatura sino que la hizo inmortal.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN