El tiempo en: El Puerto
Jueves 25/04/2024  

La tribuna de El Puerto

Cebo para los idiotas

Aunque también la soberbia o la simple cabezonería de algunos, constituya una generosa fuente de incongruencia

Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad Ai

In-con-gruen-cia. Otra palabra de cuatro sílabas que causa gran perjuicio en la sociedad actual. Y digo otra, porque hace quince días me referí a la palabra incultura. Aunque la segunda acepción de incongruencia sea “Dicho o hecho falto de sentido o de lógica”, no siempre detrás de ella está una persona poco juiciosa.

Hoy día es corriente que en la sociedad se den notables incongruencias cuando ciertos sectores movidos por sus intereses impulsan la adopción de posturas concretas referidas al uso del lenguaje, a los hechos o a las cosas.

Aunque también la soberbia o la simple cabezonería de algunos, constituya una generosa fuente de incongruencia.

Si bien una persona juiciosa puede rechazar la incongruencia, la dificultad para ignorarla en su contexto, le provocará un malestar que poco a poco irá minando su confianza en lo que de verdad es congruente.

Así pues, provocar incongruencias, puede utilizarse para manipular lo que se dice y hace, y para alterar la realidad de las cosas. Simplemente para quedar encima.

Lo que a los ojos de la lógica y el sentido común pueda parecernos incongruente, a base de repetirlo, puede terminar convertido en algo totalmente lógico para muchos, y por lo tanto en algo correcto. Ahí radica en parte la esencia de lo que conocemos como políticamente correcto.

Veamos dos ejemplos de cómo la incongruencia favorece a ciertos intereses. Primero: Hace unos días una artista justificaba un plagio argumentando que su trabajo se caracteriza por apropiarse de imágenes que rescata para traerlas a un contexto diferente y resignificarlas.

Vamos, que recicla por la cara el trabajo de otros, como los ayuntamientos recalificaban terrenos rústicos.

Al final pidió perdón, pero aclarando que no conocía al autor de la obra plagiada, una excusa que pasaré por alto a quien, sin sonrojarse, se compara con grandes genios artísticos y se considera una Mary Shelley del arte (la creadora de Frankenstein).

Lo más triste fue que bastantes “intelectuales” y “artistas” de su entorno, defendieron sus incongruencias.

Segundo: Estos días dieron la “noticia” de que existe una brecha de género en la Universidad, ya que en ciertas carreras hay más hombres que mujeres. Denominar a esto “brecha” es considerarlo como algo negativo, lo cual es a todas luces incongruente.

Acaso hay algo de malo en que unas y otros elijan libre y responsablemente lo que quieran estudiar, o es que alguien ha sugerido que existe algún oculto mecanismo que les obliga a actuar así. O peor aún, ¿plantea alguien que en las pruebas de acceso Universidad se incluya un sistema de cuotas?

Tantas incongruencias se han convertido en un cebo para los idiotas, esperemos que nadie pique. No deberíamos olvidar que la incoherencia, la inconsecuencia y lo absurdo son sinónimos de incongruencia. No hagamos el mundo aún más absurdo de lo que es.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN