El juego del ratón y el gato en torno a la rebaja del Impuesto de Sucesiones en el que se enredaron hace tiempo el Gobierno andaluz y su principal apoyo en el Parlamento, Ciudadanos, sumó este jueves un nuevo ingrediente que aparenta ser además determinante. El grupo que lidera Juan Marín dio un nuevo giro de tuerca a la presión sobre Susana Díaz para intentar arrancarle el compromiso temporal de cuándo habrá sobre la mesa una propuesta concreta que suavice la carga impositiva que las familias deben soportar cuando heredan y lo que logró fue, a cambio, la constatación por boca de la presidenta de que sus exigencias están muy condicionadas por lo que disponga Madrid. Según Díaz habrá reforma fiscal y el diálogo entre ambos partidos está bien enfilado, pero el avance final depende, y de qué manera, de lo que disponga Cristóbal Montoro.
Fue, a grandes rasgos, la respuesta que la presidenta regional le brindó a Ciudadanos: el Impuesto de Sucesiones y Donaciones se volverá a relajar en función del techo de gasto que el Gobierno dibuje en apenas unos días para el ejercicio de 2018. Ese listón debería ver la luz el lunes 3 de julio cuando un Consejo de Ministros extraordinario dé luz verde al paquete de objetivos de estabilidad presupuestaria con el que cuadrar después los Presupuestos del próximo año. Pero luego tocará negociarlo en el Congreso, donde por cierto el PSOE facilitó con sus votos en el Congreso el techo de gasto de 2017. Las comunidades sabrán entonces cuánto dinero recibirán del Estado en el capítulo de entregas a cuenta, vital para calcular sus ingresos. Y hasta que la Junta no sepa de cuántos millones dispondrá no dará pasos para reducir el impuesto por una sencilla razón: se niega a recaudar menos por uno y otro lado y que se resienta luego la prestación de servicios públicos.
Los tiempos están pues fijados. Primero habrá que escuchar al Ministerio de Hacienda y luego el PSOE se sentará de nuevo con Cs, que ayer alertó de que está teniendo “mucha paciencia”. Juan Marín asumió la complejidad de su exigencia pero afeó a Díaz que no le haya brindado respuesta alguna desde que el pasado 14 de junio se vieran las caras los representantes de los dos grupos políticos. “Nos tiene que decir si vamos a seguir hablando o no, y hasta qué punto podemos avanzar para modificar el impuesto”, le advirtió el hombre de Albert Rivera en Andalucía.
En la réplica Díaz encontró de nuevo el terreno abonado para atizar a la bancada del PP. Defendió que todo sería más fácil si el Gobierno central no le escamoteara a Andalucía una media de mil millones por el caducado sistema de financiación autonómica y de paso se quejó de que el Impuesto de Sucesiones y Donaciones se haya visto en los últimos meses sometido a la “deslegitimización” interesada de otras fuerzas políticas. Frente a eso, asumió, su Ejecutivo está obligado a dar “respuesta” y “oxígeno” a las clases medias, pero con la “prudencia” necesaria para no desajustar las prestaciones públicas. No habrá pues movimientos hasta que Montoro arroje luz en unos días.
Oídos sordos a Podemos
Aunque el debate se movió por cómo cuadrar gastos e ingresos Susana Díaz hizo oídos sordos de nuevo a la enésima propuesta de Podemos de aliviar el primero de esos capítulos asestando un tajo a las dietas que cobran los diputados de la Cámara. Teresa Rodríguez le recordó los “privilegios” de que disfrutan sus señorías, desde las jugosas cesantías o las dietas incluso en meses no hábiles en el Parlamento hasta las ayudas para el alquiler que perciben 56 altos cargos. La presidenta se sacudió el argumentario afeándole que “desacredite” el sistema democrático.
La renta mínima de inserción, en enero
La renta mínima de inserción que debe mejorar las condiciones de vida de hasta 42.500 familias en Andalucía estará en disposición de aplicarse en enero. A eso se comprometió este jueves en el Parlamento Susana Díaz tras escuchar de boca del coordinador general de IU, Antonio Maíllo, que la dotación es “insuficiente” porque existen 700.000 niños bajo el umbral de pobreza. La presidenta cuestionó las cifras aportadas por las oenegés.