Nueva Rumasa apuesta por convertir a Caja Castilla La Mancha en un banco
Quiere negociar con el Banco de España y con las autoridades su propuesta
Presenta una hoja de ruta para hacerse con el control de la caja castellano-manchega
Tras su anuncio la semana pasada de su interés en hacerse con la gestión de Caja Castilla La Mancha (CCM), el grupo empresarial andaluz Nueva Rumasa, propiedad de la familia jerezana Ruiz Mateos, presentó ayer su oferta para hacerse cargo de esta entidad bancaria, actualmente intervenida por el Banco de España, detallando la hoja de ruta para el proyecto, que incluye nueva denominación de la entidad --Banco Castilla La Mancha--, continuidad en su labor social y prioridad a su zona natural, Castilla-La Mancha, en cuanto a operaciones de negocio.
En un comunicado de prensa, la firma indica que la propuesta que está ofreciendo sobre CCM está basada en una hoja de ruta, que “a falta lógicamente de ser vista, conciliada y acordada con el Banco de España y las autoridades pertinentes”, se sustentaría en una serie de principios básicos que detalla a continuación.
El primero que enumera es el establecimiento de una nueva ficha bancaria que se denominaría Banco Castilla La Mancha y que contaría con el capital necesario de acuerdo a las exigencias y normativas del Banco de España y abierto a una suscripción pública de acciones.
Después, propone fijar un mecanismo para depurar el balance de la caja con el fin de “sanear todos aquellos activos tóxicos que puedan perjudicar la viabilidad de la entidad en el futuro”, para posteriormente traspasar, una vez depuradas, todas las partidas del activo y pasivo de la caja al nuevo banco mediante una fijación de valor previa.
Nueva Rumasa también apuesta por dotar a la entidad de un “excelente equipo de profesionales que junto con los actuales, aporten experiencia, ideas y sobre todo una gestión dinámica y profesional que nos permitan afrontar de manera ágil y eficaz la recesión económica que estamos viviendo”.
Asimismo, defiende un plan de negocio basado en el mantenimiento de todas las oficinas bancarias y puestos de trabajo; desarrollo de la actividad de negocio dando prioridad máxima a su zona natural de influencia, “ayudando al mantenimiento y a la expansión de su industria, comercio, actividad agrícola, banca de particulares y familiar y atención especial para la pequeña y mediana empresa”; y, por último, continuar con la labor social generada por la caja.
Con esta sugerencia Nueva Rumasa defiende que “únicamente trata de poner en marcha un proyecto del que estamos plenamente convencidos de su clara viabilidad y que permitiría dar continuidad a la institución y salvaguardar 3.000 puestos de trabajo”.
Tras este comunicado, la firma andaluza da un paso más en su intento en volver al sector bancario que tantos problemas le ocasionó hace más de cinco lustros cuando se generó la expropiación de la entonces sólo Rumasa, a la vez que ratifica su intención de formalizar una operación de gran envergadura que, de cerrarse, volvería a convertir a Nueva Rumasa en unas de las principales empresas de todo el país.
En un comunicado de prensa, la firma indica que la propuesta que está ofreciendo sobre CCM está basada en una hoja de ruta, que “a falta lógicamente de ser vista, conciliada y acordada con el Banco de España y las autoridades pertinentes”, se sustentaría en una serie de principios básicos que detalla a continuación.
El primero que enumera es el establecimiento de una nueva ficha bancaria que se denominaría Banco Castilla La Mancha y que contaría con el capital necesario de acuerdo a las exigencias y normativas del Banco de España y abierto a una suscripción pública de acciones.
Después, propone fijar un mecanismo para depurar el balance de la caja con el fin de “sanear todos aquellos activos tóxicos que puedan perjudicar la viabilidad de la entidad en el futuro”, para posteriormente traspasar, una vez depuradas, todas las partidas del activo y pasivo de la caja al nuevo banco mediante una fijación de valor previa.
Nueva Rumasa también apuesta por dotar a la entidad de un “excelente equipo de profesionales que junto con los actuales, aporten experiencia, ideas y sobre todo una gestión dinámica y profesional que nos permitan afrontar de manera ágil y eficaz la recesión económica que estamos viviendo”.
Asimismo, defiende un plan de negocio basado en el mantenimiento de todas las oficinas bancarias y puestos de trabajo; desarrollo de la actividad de negocio dando prioridad máxima a su zona natural de influencia, “ayudando al mantenimiento y a la expansión de su industria, comercio, actividad agrícola, banca de particulares y familiar y atención especial para la pequeña y mediana empresa”; y, por último, continuar con la labor social generada por la caja.
Con esta sugerencia Nueva Rumasa defiende que “únicamente trata de poner en marcha un proyecto del que estamos plenamente convencidos de su clara viabilidad y que permitiría dar continuidad a la institución y salvaguardar 3.000 puestos de trabajo”.
Tras este comunicado, la firma andaluza da un paso más en su intento en volver al sector bancario que tantos problemas le ocasionó hace más de cinco lustros cuando se generó la expropiación de la entonces sólo Rumasa, a la vez que ratifica su intención de formalizar una operación de gran envergadura que, de cerrarse, volvería a convertir a Nueva Rumasa en unas de las principales empresas de todo el país.
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