Los Costus, la pareja que llevó al arte la movida de los ochenta y cuyos trabajos han ilustrado desde películas de Almodóvar a discos de Alaska, vuelven a su casa, Cádiz, que desde este viernes se exhibirá de forma permanente "El Valle de los Caídos", una de sus colecciones más rompedoras y emblemáticas.
Un total de diecinueve piezas en las que Enrique Naya y Juan Carrero -fallecidos en 1989, con apenas un mes de diferencia- convirtieron por ejemplo a Bibi Andersen en la Virgen del Carmen o a Alaska en La Piedad, forman parte de la exposición que esta noche se inaugura en el Espacio de Creación Contemporánea de Cádiz.
Para la familia de esta pareja artística y sentimental, el hecho de que esta exposición pueda verse de forma permanente en Cádiz "significa muchísimo, sentimentalmente para nosotros vuelven a casa", ha explicado hoy a Efe Beatriz Naya.
Será, dice, una forma de que quienes les conocieron e incluso quienes "están haciendo tesis" sobre Los Costus puedan tener acceso a sus obras y de que quienes, como las generaciones más jóvenes, no hayan oído hablar de ellos puedan acercarse su vibrante mundo artístico.
Juan Carrero Galofré (Palma de Mallorca, 1955 - Sitges, 1989) y Enrique Naya Igueravide (Cádiz, 1953 - Badalona, 1989) se conocieron a comienzos del curso 1974-75 en la Escuela de Artes y Oficios de Cádiz.
Aquel año como viaje de fin de curso visitaron Madrid y decidieron quedarse allí para acabar su formación artística y sumergirse en la loca capital de los años 80.
Su casa, en la calle Palma, del barrio de Malasaña, se convirtió pronto en una factoría artística, en un hervidero al que todos sus amigos iban para disfrutar de su famosa mesa camilla y contagiarse del despliegue de creatividad que allí se respiraba.
En 1979, tras ofrecer su primera gran exposición en Madrid para exhibir en versión plástica los diez mandamientos de "El chochonismo" -una filosofía propia entre cuyas normas estaba, por ejemplo, ser "adicta a tu mesa camilla"- Los Costus comenzaron a idear hacer un homenaje a Madrid y a las virtudes que, representadas en vírgenes, cristos o santos, se necesitaban para sobrevivir en aquella jungla urbana.
Bajo la influencia del barroco andaluz y con sus pinturas fluor y de gran formato, retrataron así a los modelos de la época, muchos de ellos sus amigos, en una colección que aglutinaron bajo el nombre de "El Valle de los Caídos" un monumento al que "no dieron connotaciones políticas" sino que les sirvió como concepto artístico para articular lo que sería "su obra cumbre", explica a Efe Lorena Benot, comisaria de la muestra.
La exposición, que cuenta con dos formatos de recorrido, una con iluminación blanca y otra con negra, exhibe además de esta colección que fue adquirida por el Ayuntamiento de Cádiz, obras, fotos y piezas muy curiosas cedidas temporalmente por sus familiares, desde un caballete a ediciones de algunos de sus libros, como su "Enciclopedia Universal de la María" en la que analizaban a "las marujas".
Incluso dos cuadernos de Francés y Ciencias Naturales que un profesor de Enrique Naya guardó diecisiete años, fascinado por el torrente de dibujos con los que su alumno decoraba desde muy pequeño todos los rincones de cada hoja.
Y también algunos de sus escritos originales en los que la pareja -bautizada como Costus por Fabio Macnamara porque hasta los cojines se hacían- dice cosas como que "la movida se murió en cuanto empezaron a nombrarla, aunque nosotros no creemos que haya muerto", o adivinan que, como ocurre ahora, el sur era su futuro.
No en vano "Los Costus están muy vivos", asegura la comisaria, que recuerda que "muchos artistas emergentes se pueden enlazar perfectamente" con el camino que este dúo emprendió.