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Mari Mar como coartada

Sin lugar a dudas, el momento más miserable, bochornoso y grotesco del congreso soviético de Rajoy, fue la inclusión en el PP oficial de la hermana de Miguel Ángel Blanco...

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Sin lugar a dudas, el momento más miserable, bochornoso y grotesco del congreso soviético de Rajoy, fue la inclusión en el PP oficial de la hermana de Miguel Ángel Blanco, después de haber echado a patadas a María San Gil y haber puesto en escena, de manera más que evidente, la nueva política rajoyesca que pasaba por caer simpáticos y accesibles a los nacionalismos de diverso pelaje, con su odio a España como denominador común. Habrán muchos que entenderán el gesto de Rajoy con Mari Mar Blanco como un chaleco salvavidas que tener a mano por si las cosas se torcían mucho en el futuro, y así que nadie pudiese echarle en cara que traicionase a los principios del PP empezando por donde siempre ha sido ejemplo y modelo de democracia y heroísmo, en la comunidad vasca. Pero nadie en su sano juicio puede entender la salida de San Gil y la entrada de Mari Mar como una sustitución casi necesaria en la nueva imagen pepera, pues tal y como han acontecido después los hechos en el PP vasco se demostró, hasta qué punto, la salida de San Gil no fue casualidad. Es verdad que personas como Regina Otaola siempre han estado dentro de la política de San Gil, pero Regina dijo que si María se iba ella también se iría del PP y ahí sigue. Sin lugar a dudas lo más decente del PP vasco, junto a Santi Abascal, pero ahí sigue.
La cuestión es que Mariano Rajoy ha convertido al PP vasco en un partido vulgar, y no heroico como antes; en un partido cuyos principios son 3 consejerías, no la democracia y la libertad como antes; y en un partido donde toda su estrategia es su política pop, y no la defensa a la memoria de Miguel Ángel Blanco o Gregorio Ordóñez, como antes. Puedo decirlo más claro: el nuevo PP vasco, ese PP “vasquista” según Basagoiti, y mejor no reproducir los pensamientos de Alonso u Olaryazabal, es un partido que además de despreciar a los vivos, Mayor Oreja y San Gil, está despreciando y casi rayando en la traición a sus muertos, que son muchísimos, el partido con más asesinados por la ETA de la democracia. Yo, sinceramente, no comprendo cómo Basagoiti, Alonso, y demás rajoyistas varios, han podido llegar tan lejos en la ignominia después de que se hayan jugado su vida durante años por defender posturas y principios que ahora desprecian y evitan sin mucho disimulo. ¿Qué es lo que pretende Basagoiti, ser el Patxi Basagoiti del año 3000? Por lo menos en el PSE ya no queda nadie como coartada, en el nuevo PP vasco aún tienen rehenes.

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