Una de las atracciones más populares y turísticas de la zona de Tánger (Marruecos) es la gruta de Hércules, producto de la continua erosión del viento y de las fuertes olas del océano, que durante miles de años han venido impactando en esos acantilados de Spartel, la parte más septentrional de África, y lugar donde finaliza el estrecho de Gibraltar antes de abrirse al Atlántico. El nombre de la gruta se debe a la leyenda, que cuenta cómo Hércules pernoctó ahí una noche, antes de robar unas manzanas en el mítico jardín de las Hespéredis.
A la gruta se entra a través de una apertura en tierra firme, bajando un desnivel por el interior de la cueva, un espacio que se fue ampliando en la antigüedad por la continua extracción de sus paredes, a martillo y cincel, de piedras circulares para su posterior utilización en los molinos. Lo más espectacular de la cueva es precisamente su otra apertura al mar, donde las fuertes olas y su sonido sobrecogen al visitante en los días de temporal. Aparte, esa apertura tiene la curiosidad de parecerse al mapa de África visto al revés, añadiéndole un mayor y sorprendente atractivo turístico.
Se ha dado la circunstancia de unos portuenses, que ya hicieron de las suyas en el Mulhacén, por su singular récord de poner sus pies en lo más alto de la península ibérica haciendo el pino en dicho pico, y que ahora han repetido con otra ocurrente aventura, sorprendiendo a otros turistas que también giraban su visita por el lugar y fotografiando el momento, llegando la noticia al periódico de Tánger Le Matin. Ya entonces, tras su anterior proeza del Mulhacén, fue objeto de noticia en el diario de Cádiz. el 3 de junio de 2024, y días después en otros periódicos, como en el Ideal de Granada.
Se tratan de Verónica Benítez Fernández, de 58 años, y de Fermín Vallecillos Olvera, de 78 años, que, junto al marido de la primera, y la otra amiga, se habían desplazado, hace ya unos días (lunes, 13 de enero), desde la costera ciudad marroquí de Asilah a las escarpadas costas de cabo Spartel, pero ¿qué se les ocurrió a estos aventureros?
Como hemos dicho, la boca de la gruta que da al mar es un lugar donde las fuertes olas impactan sobre las paredes, incluso cuando la marea sube es lugar arriesgado donde las lenguas del mar irrumpen inesperadamente en el interior de la cueva, entrando a veces restos o maderos de algunas embarcaciones. Estando en esa ventana al mar, donde se forma un fuerte contraluz que ciega, fue cuando a Verónica se le ocurrió comentar que, si la erosión del viento y del mar confeccionaron un mapa de África al revés, ¿por qué no ponerse ellos también de revés para enderezar el entuerto de la naturaleza?
La foto quedó registrada en una parte del expositor de la gruta, donde se encuentran fotos con alguna otra curiosidad, o de visitantes singulares, como también de ciertas particularidades del lugar. En una de las instantáneas se pueden identificar de izquierda a derecha, a Fermín, a Jose Mª Gómez Martínez (conocido en el Puerto como «el Lupo»), a, Verónica, y por último a Ángela Martos Moreno, aunque provisionalmente resida por razones de su trabajo en el Reino Unido.
Verónica, como hemos dicho, es mujer de una extraordinaria vitalidad, que no fue ganada en ninguna lotería, salvo en la parte genética, porque sobre todo es la de su propia construcción como persona, y por su especial actitud, dando mucha importancia a la actividad deportiva, o a la conciliación con la naturaleza. Es mujer, además, que habiendo sol, por mucho frio que haga se da sus baños en cualquier mes del año en alguna de las magníficas playas de las que disponemos en El Puerto. También, con su marido, sigue haciendo recorridos en bici en jornadas de más de 100 km., compaginando su trabajo en la Oficina de Empleo de su ciudad, con sus actividades familiares, como también con el tiempo que dedica a la meditación y al yoga. Por otro lado, y desde hace años, se dedica al estudio de complementos de terapias alternativas, o temas selectivos de alimentación más sana, o en algunas lineas de medicina natural.
Fermín, casi octogenario, también persona muy deportiva, nos dice que al igual que nos vamos buscando a lo largo de los años la seguridad de una pensión para la vejez, también deberíamos buscarnos con tiempo una buena reserva biológica con el ejercicio físico adecuado a cada uno, como también insiste en la otra reserva, en la cognitiva, con el estudio y la actividad cerebral, siendo él mismo una buena referencia de predicación desde su otro púlpito académico, pues fue con 60 años cuando finalizó su última carrera universitaria. Fermín desde hace años, ha venido haciendo esporádicas colaboraciones de divulgación de ciencia para algunos periódicos o revistas, a veces con el seudónimo de F. Virgilio. Por otro lado, el grupo Planeta, Universo de Letras. Octubre, 2024, le ha publicado el libro ANDALUCÍA PROHIBIDA, que trata sobre el carácter, historia y personalidad del sur peninsular, junto a la transversalidad y años de común historia de los dos lados del estrecho.
Fermín, actualmente como antropólogo, y miembro histórico de ASANA (Asociación andaluza de antropología) está trabajando en una determinada tesis sobre una línea evolutiva poco estudiada, por lo que se desplaza frecuentemente al Zoo botánico de Jerez en su estudio de la lateralidad biológica, dentro de la teoría que él mismo sostiene de los «espacios intermedios». Es también un buen competidor en el mundo del ajedrez al que se sumó al poco tiempo de jubilarse, acudiendo a numerosos torneos en el ámbito andaluz, y al que no le faltan otras actividades, y que él mismo nos comenta, siempre actividades saludables
Tanto Verónica, como Fermín, son también muy aficionados al camino de Santiago, y que vienen haciendo con otros peregrinos en estos últimos años, y según nos comentan, el próximo lo iniciarán desde la asturiana localidad de Luarca, anticipándonos además que pronto se aventurarán en un nuevo reto que van planificando, no revelado de momento.
