Existe una cuestión que podría definir como estratégica, que se ha debatido de pasada en varios de los últimos plenos y de la cual no me he pronunciado en profundidad, así que para que quede registro de mi opinión al respecto y no se la lleva el viento “verba volant scripta manent” hago esta tribuna. Os escribo sobre el “Plan Económico de Beardo” y su dependencia vital de la Diputación de Cádiz. El alcalde es vicepresidente de la misma y tiene acceso a la gestión de unas suculentas cuantías económicas que debería repartir de manera equitativa por toda la provincia. ¿Lo hace? Parece que no. ¿Me voy a quejar? No. Beardo tiene muy claro que él ha entrado en Diputación para traer dinerito para El Puerto, a parte de su sueldazo. Entonces, si no me voy a quejar de que Beardo traiga dinero extra para El Puerto, ¿cuál es el problema de este planteamiento? Que Beardo ha preparado unos presupuestos municipales y está preparando los grandes contratos de la ciudad, aquellos que siempre han asfixiado y endeudado la ciudad, como si este plus temporal de Diputación fuese algo permanente. Cuando en la presentación del presupuesto nos quejamos todos los grupos de lo pobre que era el presupuesto, Beardo dijo que nos tendríamos que alegrar por una serie de inversiones que no venían reflejadas en el presupuesto, un sinsentido. Y el quid es que esas inversiones y otras muchas las quiere realizar con el dinero de la Diputación que tendríamos que asumir, repito, como un extra o algo circunstancial. Un presupuesto, aunque deberíamos tenerlo anualmente, debe de ser un documento estable que refleje un plan a medio plazo, independientemente de la flexibilidad que aporte el mismo. Lo que no aporta ninguna flexibilidad son los grandes y largos contratos, y estos NO están siendo dimensionados para nuestra capacidad real, ya que se sustentan a costa de lo que ahorramos con el plus de Diputación que se hará cargo de otras inversiones y eso, a largo plazo, puede ser un peligro. Y es que cuando Beardo pierda la Diputación, sea electoralmente o porque se vaya a Madrid, nuestro presupuesto volverá a estar supeditado exclusivamente a los grandes contratos con poco o ningún margen para futuras inversiones o mantener las existentes. Tirando nuevamente de un latinajo, la estrategia del “carpe diem” la puedo defender en cuestiones como por ejemplo la oposición a la “Regla del Gasto” que otro día os hablaré de ella. Pero el Caraballo Style o sea el “pan para hoy, hambre para mañana” es una estrategia financiera que puede volver a condenar a largo plazo a nuestro Ayuntamiento.
El Puerto
Verba volant scripta manent
Artículo de opinión de Javier Botella, de Unión Portuense, de El Puerto
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