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Días de barrunto

“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza”

Lo que está claro es que este cambio climático que todavía mucha gente se niega a admitir lo hemos traído...

Publicado: 16/11/2024 ·
19:36
· Actualizado: 16/11/2024 · 19:40
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  • Una persona con paraguas se protege de la lluvia. -
Autor

José Manuel Infante Gómez

Columnista mitad barbateño mitad madrileño. Redactor en web deportiva trescuatrotres.com

Días de barrunto

En palabras de su autor: "Intento decir lo que pienso pensando siempre lo que digo"

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La frase de Leonardo Da Vinci se hizo realidad con toda dureza posible en las recientes inundaciones de la Comunidad Valenciana. Implacable en su versión más destructiva, el líquido elemento se llevó por delante todo lo que encontró, incluidas cientos de víctimas.

Ayer por la tarde, mientras regresaba a casa, escuché a dos personas que mantenían una conversación acerca del cambio de tiempo que se espera en los próximos días, de nuevo con la lluvia como protagonista.

Lo primero que se me vino a la cabeza es la facilidad, en los tiempos que corren, de conocer cualquier cambio climático, por pequeño que sea, con bastante antelación. Si eso pasa entre los ciudadanos, manejando sus móviles, entiendo que, con aparatos más sofisticados, las previsiones han de ser obligatoriamente milimétricas.

Entonces, me pregunté. ¿Por qué carajo siguen pasando tantas desgracias?

La respuesta, mucho me temo, tardaremos bastante en tenerla porque es posible que se antepongan muchas nimiedades con el fin de retrasar todo lo posible la entonación de tanto mea culpa como deberían hacer.

Volviendo al principio, parece, como ya he comentado, que vuelven las lluvias (o DANA, desgraciadamente tan de moda). Es lo normal, queramos o no, en esta época del año, ya que noviembre siempre tuvo como apellidos el frío y la lluvia, lo que no es de extrañar ante la inminente llegada del General Invierno.

No quisiera enfrentarme, ni mucho menos, a los defensores del sol, que son mayoría. A mí también me gusta, pero a estas alturas del otoño, lo prefiero en su justa medida.

Los días soleados gustan a todo el mundo, eso es innegable. Lo me parece un jaleo es este calor primaveral, porque lo considero un señuelo envuelto en papel de regalo que porta un tremendo resfriado (o algo más, que ya no se sabe) como obsequio para pasar las navidades con estornudos en vez de las típicas campanadas.

Si salgo por la mañana en manga corta, he de ponerme luego una rebequita (mucho mejor que el jersey, donde va a parar), porque al caer la tarde, ya refresca un poco. Y si la decisión es salir en manga larga, a partir del mediodía te estorba porque el Lorenzo se siente con fuerzas para alargar el verano.

Por lo tanto, para evitar la disyuntiva, me parecería más oportuno hacer caso a lo que siempre dijo el refrán:

“Noviembre es del estío, la puerta del frío”.

En fin, evidentemente, para gustos los colores.

Lo que está claro es que este cambio climático que todavía mucha gente se niega a admitir lo hemos traído (porque los absolutos responsables somos todos nosotros) para que se quede un largo tiempo, si no para siempre.

Así que no nos queda más remedio que sacar paraguas y chubasqueros si queremos salir a la calle. Lo que espero es que no se vuelvan a ver las imágenes de un Barbate con tintes de Venecia en algunas de sus calles, aunque aquí los gondoleros tendrían, con total seguridad, mucha más gracia.

Que llueva, porque siempre es bueno, pero con moderación, es lo que pido a Zeus, Neptuno, Júpiter y toda esa pandilla.

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