Jaén está al borde de la asfixia y, esta vez, no es en lo referido a lo económico. Provoca envidia pasear, o circular con el coche, por ciudades como Málaga, Sevilla o Córdoba que cuentan con unas avenidas en las que uno siente que puede respirar y disfrutar de un grato paseo, sin que muchas de ellas sean muy diferentes en su amplitud a algunas de la capital provincial jienense.
Sin embargo, Jaén vive ahogada. Podría decirse que las pizzerías no necesitan de un horno de piedra porque lo es la ciudad en sí misma. Por muy anchas que sean las calles o avenidas, los edificios se vienen encima por la estrechez de las aceras, la saturación del tráfico y la falta de vegetación. Definible la sensación, a veces, hasta como de agobio.
Obviamente, no todo Jaén es así. No obstante, es cierto que el centro de la ciudad y muchas zonas presentan estas características que se alejan de lo agradable.
Una capital provincial requerida de auxilio en muchos ámbitos, siendo el propio diseño de ciudad uno de ellos. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), se mantiene vigente desde 1996 y, en estos días, el Ayuntamiento de Jaén constituía la Mesa de Seguimiento del mismo, buscando avanzar en los trabajos para disponer de un nuevo documento en los primeros meses de 2027.
Para la redacción del mismo, el Consistorio Municipal afirmaba que desea tener en cuenta a los diferentes colectivos de la ciudad; escuchar sus necesidades para abordar el concepto de la Jaén del futuro, pues el nuevo PGOU también estará vigente por varias décadas.
Muchos elementos estarán sobre la mesa, algunos de ellos han estado presentes a lo largo de los años en los programas electorales de todas las formaciones políticas para los comicios municipales, convirtiéndose hasta en clichés de los que se llegaba a escuchar “eso es lo que dicen todos”, cuando se comentaban estos puntos en las calles.
Ahora es el momento en el que se pueden plantear cambios reales que se hagan efectivos, después de años de propuestas y la sucesión de equipos de Gobierno que o no cumplían o no daban con la tecla.
Vital se vuelve este nuevo PGOU para Jaén. Abordar en él la accesibilidad de sus calles, ofrecer pulmones aumentando la vegetación y plantear preguntas como, por ejemplo, sobre el tráfico y si realmente se necesitan 6 carriles en la avenida de Andalucía, que ponen a prueba la pericia del conductor por la estrechez de los mismos, así como también el diseño de otras zonas como la avenida de Madrid.
Este último apartado se relaciona directamente con el servicio urbano de transporte público, donde también habría que reflexionar sobre las dimensiones de los autobuses de la ciudad, que, por cómo se han establecido los carriles en vías como estas, obligan a que estén continuamente invadiendo otros, dificultando el tráfico y generando peligro en la circulación.
En las líneas de este nuevo PGOU se dibujará el Jaén de futuro, pero en el mismo se deberá tener muy en cuenta la ciudad del presente y sus condicionantes. Por ejemplo, quizás no sea el momento de pensar en grandes proyectos de metrópolis, como asumir la compleja y costosa construcción de una intermodal, siendo más indicado plantear soluciones más sencillas y efectivas, como, simplemente, sacar del centro la estación de autobuses. Algo que permitiría airear el tráfico y descargar el ambiente.
Las ciudades deben respirar. El cemento y el ladrillo no deben absorber a sus vecinos. Generar amplitud y crear pulmones son los nuevos retos de las grandes urbes. Jaén no es ajeno a ello, al contrario, es ejemplo de esta circunstancia. Ojalá el nuevo PGOU traiga aire a sus ciudadanos.