Somos un pequeño universo en el que entre momentos de locuras y sensateces, magias y esfuerzos no paramos de hacernos preguntas, demasiadas las interrogaciones que nos formulamos sobre qué queremos o hacia dónde vamos, sin encontrar la respuesta , en el que nos movemos entre lo visible y lo invisible y no terminamos de poner orden entre nuestras idas y venidas .
En ocasiones nos decidimos estar quietos e inmóviles sin perspectivas de futuro y en otras pretendemos ser símbolos de un cambio tan estético como ético, sin conseguir el equilibrio entre lo que compramos y lo que pretenden venderos.
Por mucho que nos esforcemos , a veces no logramos entender las razones de estar más tensos y menos inspirados, sin miedo a descubrir aquello que no conocemos, y no respetar los argumentos del adversario, ni del resto de los ciudadanos y ciudadanas con nuestros sarcasmos y burlas.
Tampoco logramos comprender como vivimos en un País en el que puede ocurrir que tengan más significado y credibilidad las cosas que digan personajillos que se pasan el día de plató en plató contándonos cosas sin ningún contenido que las declaraciones del Presidente del Gobierno de turno y que anuncian medidas que nos afectan a todos y todas.
Somos conscientes que el pasado no podemos cambiarlo aunque queramos recordarlo a nuestro antojo y conveniencia, salvo que seamos historiadores. Y sabemos que el futuro es tan incierto que no sabemos que nos depara y en cuyo relato todo puede ser posible . A duras penas , nos damos cuenta. que solo tenemos el presente entre ciencias y experiencias, saberes e ignorancias.
Nos la jugamos constantemente a cara cruz , y entre ayudas y apoyos, intentamos difundir y dar a conocer nuestro trabajo y el de los demás , sin saber a ciencia cierta si deberíamos hacerlo , y decimos adiós a la melancolía sin estar seguros de tener con nosotros la alegría y el optimismo , y en la seguridad de que por mucho que nos gritemos bienvenidos , siempre tendremos asignaturas pendientes para ser nosotros mismos.
Hablamos demasiado y hemos de preguntarnos para qué , no solo la primera vez sino el resto de las ocasiones, si no es así la realidad nos pasará factura y se nos morirá la ilusión y el amor , no encontraremos jueces que quieran sentenciar nuestra causa y terminaremos confundiendo el norte con el sur , sino nos aceptamos tal y como somos.
Lo más inquietante de todo es cuando siempre es lo mismo , y nos seguimos preguntando machaconamente para qué . Hacemos lo que podemos ya que peor es no hacer nada, y nos gustaría estar del otro lado para que las cosas nos parecieran distintas , no ser ni el espantapájaros ni el noticiero , ni convertirnos fatalmente en el problema sin solución.
Casi nunca tenemos muy bien definido hacia dónde vamos, ni si estamos o no solos en nuestros propósitos , ni que es realmente lo que nos importa , ni si hemos llegado o no a conocernos o si realmente nos tenemos en cuenta o nos ignoramos. Nos preguntamos una y otra vez si algún dia todo llegará a estar bien o seguiremos persiguiendo añoranzas y espejismos.
De tanto preguntarnos para qué , no logramos alcanzar el compás de ir al ritmo de los tiempos, , aceptando que las cosas cambian y con frecuencia nos quedamos anclados en las apariencias, sin atender ni entender cuales son nuestros verdaderos derechos y obligaciones, sin trampas ni trucos.
