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La viuda de Alberti se defiende de las críticas: "No he tenido ánimo para ir a juicio"

María Asunción se defiende en un libro en el que repasa sus casi veinte años de vida junto al poeta gaditano

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  • María Asunción posa junto a su libro. -

María Asunción Mateo asegura que no ha tenido "dinero ni ánimo" para llevar a juicio cada acusación que le han dirigido desde que hace 23 años murió su marido, Rafael Alberti, y de las que ahora se defiende en un libro en el que repasa sus casi veinte años de vida junto al poeta gaditano.

"No es un libro de ajuste de cuentas, es un libro de amor a Rafael Alberti, a un hombre y a una obra" y un repaso a su vida en común, por la que pasó "gente maravillosa, gente buena y gente malísima", según cuenta.



Entre esta última incluye a quienes califica de "viudos eméritos de la literatura española", al grupo de poetas integrado, entre otros, por Luis García Montero, Luis Muñoz, Benjamín Prado y Eduardo Mendicutti, que, siendo jóvenes, rodearon a Alberti tras su regresó a España desde su exilio en 1977.

María Asunción Mateo (Valencia, 1944) conoció en 1983 a Rafael Alberti, cuando él era "un jovencito de 79 años" y ella era una profesora de literatura de un instituto de Valencia, 42 años más joven y con dos hijos. Se casaron unos años después y estuvieron juntos hasta que el autor de "Marinero en tierra" falleció en 1999, a los 97 años.

En su libro "Mi vida con Alberti. Para algo llegaste Altair" (nombre con el que el poeta designaba a su esposa en sus versos), publicado por Almuzara, arremete contra aquel grupo de poetas "enfermizos de celos que, lejos de querer la felicidad del poeta .... solo desearon destruírsela, algo que afortunadamente no lograron" y que, tras su muerte, "orquestaron" una "difamante campaña contra ella".

"Me da mucha vergüenza y mucha pena pensar que durante 23 años han podido decir barbaridades y que al mundo del feminismo, a hombres, mujeres, políticos e intelectuales les haya dado igual que maltrataran a la mujer de Alberti y que maltrataran a Alberti", afirma.

Asegura que ella no es "la única viuda" de un poeta que ha sufrido eso: "Está ahí la mujer de Ángel González, Susana Rivera, que le han dicho barbaridades, y otras muchas", asegura.

"Todo lo que han dicho de Rafael es lo que más me ha ofendido. De mí han dicho que yo era una loca, que era una ladrona, todo tipo de barbaridades", apunta mientras dice que le dolió más cuando iban diciendo que Alberti se casó con ella porque "tenía perturbadas sus facultades mentales", "que ya era un fantasma inexistente" o que era "un pelele".

Cuando se le pregunta el por qué de esa "difamante campaña" asegura: "Ahí hay una mezcla de intereses que no se puede explicar".

"Querían adueñarse de la propiedad intelectual (de la obra de Alberti) y montar ellos lo que quieran...", añade.

"Benjamín Prado decía que yo había heredado 3.000 millones de pesetas. Si yo hubiese heredado 3.000 millones de pesetas hubieran ido todos a juicio. No he tenido dinero para llevarlos a juicio y tampoco tenía ánimo", dice, mientras cuenta que no cobró sueldo ni cotizó los 17 años que dedicó a la Fundación Alberti, por lo que vive con una pensión de viudedad de 750 euros y los "a lo mejor 1.500 euros, si llegan," que puede obtener por los derechos de los libros de Alberti cada tres meses.

En el libro, María Asunción Mateo incluye, además de fotografías -entre ellas las de su boda-, notas cotidianas sobre, por ejemplo, la lista de la compra o la colada, en las que también Alberti plasmaba su ingenio.

"El luto por Rafael no se me ha pasado todavía, ni quiero que se me pase", asegura en una casa rodeada de recuerdos del poeta.

Cuenta al inicio de su libro que siempre rehuyó escribir y publicar un libro sobre su vida con Alberti.

Hasta que en junio de 2021, mientras organizaba la biblioteca de su casa subida en una escalera, se le cayó una carpeta sobre la cabeza en la que encontró una hoja en la que Alberti, con "seriedad casi notarial", decía que ella tenía su "más amplio y absoluto permiso para revelar todos mis secretos, los más íntimos y oscuros, escribiendo lo que quiera y como quiera de mi...".

Ese mismo día, cuenta ella, se puso a escribir el libro. 

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