Las aguas turbias de la educación

Publicado: 05/01/2010
Queridos, la posibilidad de una guerra nuclear en el siglo pasado fue llevada al cine en diversas ocasiones. Una de las que más he recordado es "El diablo de las aguas turbias" porque preconizaba una guerra nuclear entre Estados Unidos y China, esta predicción resultaba una novedad en plena Guerra Fría, que se limitaba a la rivalidad entre USA y la URSS.
El argumento es el siguiente: "Adam Jones, capitán retirado de la marina, ha sido contratado por un equipo de la inteligencia internacional para una nueva misión: debe capitanear un submarino que lleve hasta Alaska al Profesor Montel, un científico experto en energía atómica, y a su joven colaboradora. La expedición, en principio científica, se desvela de vital importancia cuando los tres descubren que se está tramando un plan que puede hacer estallar la III Guerra Mundial porque China está ensayando la bomba nuclear en el Pacífico Norte. Por fortuna Adam Jones consigue destruir las instalaciones nucleares de los chinos y evitar una guerra mundial.
La educación también se encuentra sumergida en aguas turbias y a punto de una explosión docente. Se anuncia un pacto entre PSOE y PP en la enseñanza. Para conseguirlo se barajan varios descartes: enseñanza de la religión, educación para la ciudadanía y no entrar en el problema lingüístico. Se centra en el fracaso escolar pero obvia solucionar la cuestión de los objetores escolares de secundaria, aquellos alumnos que no quieren estudiar y se dedican a torpedear la disciplina en los centros y no aclara para nada la necesidad de un Bachillerato de tres años. Se huye de controles que prueben (las antiguas reválidas), la preparación de un alumno antes de cambiar de nivel, de primaria a secundaria por ejemplo.
Deja fuera el fenómeno de la dispersión del sistema (un sistema educativo por comunidad), y su incidencia sobre la formación de una ciudadanía solidaria con un proyecto común. Muchos creíamos que ese era un objetivo fundamental de cualquier sistema educativo. Por la esclusa de un sistema fragmentado, localista y con escasos elementos de cohesión se nos está yendo la idea misma de un proyecto político para todos los españoles, más que por folklóricas consultas soberanistas. Más allá de las identidades a las que cada cual quiera someter su libre albedrío, un estado sólo se sostiene si se inculca a sus ciudadanos el sentido de participación en un afán colectivo; no el sentido de pertenencia, como se ocupaba de aclarar ayer mismo Savater, porque es sobre el primero, y no el segundo, sobre el que se construye una identidad democrática que salvaguarde la pluralidad de otras pertenencias.
Hay que desconfiar de este pacto porque más allá de las cuestiones que se traten y las que se excluyan, se encuentran los criterios de los interlocutores. El PSOE va a por todas y además sienta en las mesas a sus adláteres y aliados que son los sindicatos verticales (CC OO Y UGT), que no van a introducir cuestiones profesionales de los docentes y otra vez "El Estatuto Docente" se enseñará como una zanahoria para después devolverlo al baúl de los recuerdos como siempre. EL PP necesitado de algún pacto negociará a la baja, dejándose en la gatera las soluciones a los problemas de la enseñanza. Al final la dama educativa será traicionada por todos. Los profesionales educativos volverán a demostrar su espíritu de resistencia como lo han hecho rechazando comprometerse a subidas salariales a cambio de aprobados generales. El tan traído y llevado Pacto Educativo quedará en un montón de buenas intenciones.
Hasta pronto gadiritanos.
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