Mientras el presidente de la Junta y candidato del PP a la reelección, Juan Manuel Moreno, sigue paseándose radiante por ferias, romerías y festividades varias por todos los rincones de Andalucía, encontrando lo que quería, tener elecciones autonómicas cuando los andaluces estuvieran más felices, la izquierda, toda la izquierda, sigue completamente desnortada. El PSOE a ralentí, sin activar su otrora potente maquinaria electoral, como si creyera que puede ganar únicamente con el histórico perfil sociológico progresista del andaluz. Piensa equivocadamente que con el discurso del miedo de que viene el lobo más feroz -Moreno de la mano de Macarena Olona, candidata de Vox- le caerán los votos del cielo y recuperará el medio millón de andaluces abstencionistas que se quedaron en casa en diciembre de 2018. No se da cuenta de que uno de los logros del PP andaluz esta legislatura ha sido desterrar el rechazo frontal que ciertos segmentos de la población andaluza tenían de votar a la derecha, la que históricamente castigó al pueblo andaluz, pero la que ha gobernado en el Palacio de San Telmo los últimos años sin asustar a nadie. Los socialistas deben curar definitivamente sus heridas internas y poner prietas las filas para ilusionar a sus principales graneros de votantes y conservar otros que están a punto de abandonarles en el mundo rural.
¿Y qué contarles de la izquierda alternativa, activista y transformadora, como les gusta presentarse a los partidos a la izquierda del PSOE? El espectáculo bochornoso que han dado para cerrar un frente amplio -que puede no ser tan amplio si la Junta Electoral mantiene su rechazo a la entrada de Podemos que, por apurar tanto y tensar hasta el límite el chicle, no llegó a tiempo de presentar los papeles en el registro del Parlamento andaluz- no sólo neutraliza el efecto que la unión de IU, Podemos, Más País, Equo y corrientes andalucistas, sino que evidencia la tenacidad de la izquierda para dividirse y espantar, seguramente, una amplia movilización ciudadana. Y Adelante Andalucía de Teresa Rodríguez avivando la debilidad de esta alianza al sostener que es precisamente la diversidad de papeletas lo que puede movilizar al electorado de izquierdas.
Lo único positivo, a mi juicio, del tablero electoral hasta el 19 de junio es que ‘Por Andalucía’ -nombre de la coalición- tiene posiblemente a la mejor candidata que podía presentar: la diputada Inmaculada Nieto, tan educada y serena en sus formas, como implacable y contundente en sus análisis y planteamientos. Ha sido sin discusión la mejor parlamentaria de esta legislatura y conoce al dedillo la actualidad andaluza, mucho mejor que cualquier paracaidista desconectado en los últimos tiempos de la realidad de Andalucía.
