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Almería

Nueve años por agredir sexualmente a hija menor con su madre en el extranjero

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a nueve años y cuatro meses de prisión al acusado en Almería

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  • Fachada de la sede del Tribunal Supremo. -

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a nueve años y cuatro meses de prisión a un individuo que agredió sexualmente de manera continuada de su hija de 11 años aprovechando que la madre estaba cuidando de un familiar en el extranjero.

El Alto Tribunal rechaza el recurso de casación interpuesto por la defensa y ratifica en todos sus pronunciamientos el fallo de la Audiencia Provincial de Almería que le impuso, al margen de la pena de cárcel, libertad vigilada por periodo de seis años y el pago de una indemnización de 40.000 euros por daños morales.

La sentencia, consultada por Europa Press, indica que la menor "siempre ha mantenido la misma versión" sobre una situación que duró dos meses y desestima que la denuncia "quisiera expulsar al acusado del domicilio familiar tal y como él mantiene ya que se encontraba separado de su esposa".

Añade que corroboran la versión de la menor su madre, "a quien ratificó su otro hijo" lo que la víctima le contó y los agentes de la Guardia Civil, que aseguraron que "les relató que lo había contado porque días antes su padre había intentado besarla y tenía miedo de que volviera a ocurrir" lo que pasó con su madre ausente, así como el informe pericial que sostiene que la menor "tiene sintomatología compatible con haber sido víctima de violencia sexual".

Según consideró probado la Audiencia Provincial, H.O. se trasladó a vivir al domicilio de sus hijos con motivo del viaje al extranjero de su esposa para cuidar a un familiar y, durante dos meses, "aprovechando su ausencia" y que "estaba su cuidado", sometió a su hija a "tocamientos" y otras prácticas.

La niña estuvo sin contarlo "por el respeto que le infundía el hecho de que fuese su progenitor" y por "el temor inferido por el acusado, quien le advertía que si contaba algo la mataría y tiraría su cuerpo al campo, diciéndole a su madre, cuando regresara a casa, que su hija se había fugado del domicilio".

Dos años después, y ya adolescente, la víctima, "ante la angustia que la abrumaba de que su madre volviera a irse y la dejara sola con su padre", y "como este había comenzado a darle besos en la boca", lo contó.

La sentencia concluye remarcando que los hechos han tenido una repercusión negativa en la evolución psicológica de la niña, "quien tiene una visión negativa de la sexualidad humana, con trastorno de estrés postraumático".

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