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Jerez

Los sanitarios dan la voz de alerta: “Como no nos confinen, esto no se para”

Un médico de Urgencias, un auxiliar de una planta Covid y una enfermera de la UCI del Hospital de Jerez relatan cómo están viviendo esta segunda ola

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  • El Hospital de Jerez. -

"La otra mañana había nueve neumonías de Covid en Urgencias esperando para subir a planta. La cosa está peor porque en un fin de semana (por el pasado del Puente de Todos los Santos) ha entrado todo lo que entró en la primera ola, en la que el máximo de ingresos estuvo en 100 pacientes; ahora superamos ya los 90. También estuvimos mal, pero es que ahora ha sido todo mucho más rápido”. Son palabras de Humberto, auxiliar de enfermería en la Planta Covid-3 del Hospital de Jerez, una hora antes de prepararse para entrar en su turno de noche (de 20.00 a 08.00 horas).

“A ver con lo que me encuentro hoy” señala, tras pronunciar la frase que mejor define la incertidumbre y la impotencia de los sanitarios desde hace días, mentalizado de que no será una noche fácil y que tendrá que enfundarse el EPI (Equipo de Protección) varias veces. “Ayer me lo puse dos veces y una de ellas tres horas”. No es su récord, en la primera ola llegó a sudarlo durante cuatro.

Reconoce que, como la mayor parte de sus compañeros, contaban con esta segunda oleada de contagios, pero no con que irrumpiera a la velocidad que lo ha hecho. “La esperábamos, pero no con tantos casos en tan poco tiempo; no esperábamos que fuera tan pronto. Esta vez ha sido una subida total, la ola ha subido hacia arriba sin darnos cuenta”, indica. 

A diferencia de marzo, ahora, “estamos más preparados para saber a lo que nos enfrentamos, pero seguimos con el miedo”. Un miedo que no debe confundirse con el pánico, aunque se vivan situaciones realmente dolorosas dentro de esas habitaciones. “El miedo hay que tenerlo porque te mantiene alerta para no cometer fallos, el pánico sí te paraliza y te hace cometer errores", indica.

En su caso, echando la vista atrás, no ve “tanta diferencia” a lo que vivió en abril, pero sí percibe que “la gente se alerta más”, pese a que los sanitarios “ya sabemos a lo que nos enfrentamos”, pero tiene claro que acabarán confinándonos y apela a la responsabilidad individual. “La culpa no es del Gobierno ni nada, es la misma ciudadanía”, apunta, tras mostrarse partidario de adelantar el toque de queda.

“De once de la noche a seis de la mañana la gente está durmiendo. Un confinamiento en condiciones para doblar la curva sería de seis de la tarde a seis de la mañana. Hace falta eso y que la gente se conciencie, porque lo que no podemos ver es a la gente haciendo cola en Benamahoma  como si estuvieran en Primark o en la calle San Pablo”.

Una situación que observa impotente, al igual que ciertos comentarios recurrentes cuestionando la labor de los sanitarios y que, afortunadamente, se sale de la tendencia general de agradecimiento por la labor que están realizando. “Yo he escuchado eso de que nunca habéis trabajado hasta ahora, o trabajad que para eso te pagamos”, pero es que estamos expuestos por culpa de personas como las que hacen cola en la sierra, una cosa es que en este trabajo te expongas a diario a cualquier bacteria que puedas coger y otra a este virus”. De momento, no se ha contagiado, pero también reconoce que continúa extremando las medidas de higiene en el trabajo, aunque sea complicado guardar las distancias de seguridad en el turno, y cuando llega a casa.

María (le ponemos un nombre ficticio) es enfermera en la UCI del Hospital de Jerez, unidad en la que justamente esta semana la Junta ha confirmado un brote de contagios que ha afectado a 15 sanitarios. Fueron los propios profesionales los que alertaron de la situación y consiguieron tras mucha insistencia que les hicieran los test antígenos, unas pruebas efectivas para las personas con síntomas pero no del todo fiable para los que no los presenten. Ante el temor de ser falso negativo, ella también se hizo una PCR “por mi cuenta”. Dio negativo, pero no le hubiera extrañado nada contagiarse. Esta última es ya la cuarta PCR que se hace.

A esta segunda ola llega “agotada”, e indignada por la “falta de previsión” de la dirección hospitalaria. No hay gente con experiencia, no hay gente preparada para reforzar esta unidad, (actualmente cuentan con 16 pacientes Covid), hay que saber manejar respiradores, y estamos hablando de contagios que ponen en aislamiento a los positivos y a sus contactos estrechos. No sé a qué van a esperar ya”, señala, descartando que el problema, al menos en la UCI, sea la falta de medios. “Tenemos respiradores, pero necesitamos a gente que los sepa manejar”. Las bajas de esta última semana de hecho han puesto sobre la mesa la posibilidad de que hagan turnos extras, una opción a la que muchos se niegan en redondo agotados por la presión asistencial que vienen soportando y que sólo les ha dado un respiro este verano.

En su caso, tampoco ve otra solución para doblegar la curva que el confinamiento domiciliario. “Como no nos confinen esto no se para, porque está comprobado que la gente se está contagiando donde se quita la mascarilla y eso ocurre en los bares, en las reuniones familiares y en cualquier sitio. Sólo basta con ver cómo están los colegios, los contagios de los niños se están dando fuera, pero dentro está todo supercontrolado, no se quitan las mascarillas, los niños se están portando mucho mejor que los adultos”.

“Hay menos conciencia; ves a la gente en los bares sin mascarilla como si no hubiera pandemia”

Carmen, utilizamos otro nombre ficticio, es sanitario de Urgencias, el primer filtro que pasan todos los casos Covid, y asegura que tanto ella como sus compañeros afrontan esta segunda ola “más preocupados y más cansados”, tras admitir que después de tantos meses de pandemia “esto nos ha cogido de nuevo de improviso”. Unas circunstancias en las que no ayuda “que se vayan haciendo las cosas sobre la marcha porque sigue faltando personal y medios”, añade, tras dejar claro que el trabajo sale adelante “gracias a los compañeros” pese al “colapso” y a la incertidumbre que reina desde la pasada semana en el ambiente. “Tenemos mucha inseguridad, no sabemos lo que va  a pasar, porque este virus no es conocido, es totalmente diferente este colapso al de otros años”.  

Lo que sí nota es menos conciencia en la ciudadanía pese a la gravedad de la situación, lo cual vincula a las medidas de restricción. “En la primera oleada daba da la sensación de que había  más conciencia entre la gente,  será también porque hubo ese estado de alarma y la gente se concienció más porque no le quedaba otra ante las medidas más restrictivas.

Ahora las medidas no son tan restrictivas, y ves a la gente sin mascarilla en bares, como si no hubiera pandemia, sin distancia seguridad, gente fumando al lado de personas, o que acaban de beber y comer y no se ponen mascarillas”. La visión de la ciudadanía, entiende, es radicalmente distinta a lo que ellos ven a diario dentro del Hospital de Jerez.  “Es que nuestra realidad es diferente, vemos los casos más graves, vemos las complicaciones”.

No obstante, esto no quiere decir que los bares sean “el único medio de contagio” y apunta a las reuniones familiares y a la importancia de que los casos positivos y sus contactos estrechos se aislen, aunque no presenten síntomas. 

 

 

 

 

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