Alberto Núñez Feijóo ha expuesto este sábado las recetas que serán la fórmula de su Gobierno para conseguir que Galicia salga de la crisis del coronavirus en la que está sumida el país: “Moderación y estabilidad”.
Núñez Feijóo, con la voz entrecortada, ha hecho en su toma de posesión un llamamiento a la “proximidad” y al trabajo conjunto para superar la situación que se vive y lograr la recuperación económica de Galicia y del resto de España.
Y, en esa línea, ha recordado que "la moderación no es debilidad, sino fortaleza, y que la estabilidad no es inmovilismo, sino un dinamismo asentado en bases firmes".
En la asunción del cargo de presidente de la Xunta, responsabilidad que defenderá por cuarta legislatura consecutiva, ha prometido “cooperación” al Gobierno central, la cual "siempre es necesaria, pero se ha vuelto imprescindible en la actual situación”.
Razón por la que la Xunta que él preside, ha dicho, “seguirá siendo una administración leal y colaboradora”.
El acto se ha celebrado en el Parlamento autonómico, ante una amplia representación de la sociedad gallega y con la presencia del líder del PP, Pablo Casado; del expresidente del Gobierno Mariano Rajoy; de todos los presidentes autonómicos del Partido Popular y de la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias.
A todos ellos, Núñez Feijóo les ha hablado de los tiempos complejos que tocan esta legislatura y en los que tocará combinar “distancia y proximidad”; distancia física entre las personas para combatir la pandemia y, al mismo tiempo, proximidad entre los ciudadanos y las instituciones que los representan, ha precisado.
En su discurso, el reelegido presidente de la Xunta ha hecho hincapié en la altura de miras demostrada por el pueblo gallego que, en medio de una crisis sanitaria sin precedentes, acudió a votar sin dudarlo por la certeza de que “la democracia y el autogobierno son herramientas útiles en medio del desasosiego.
Con un discurso interrumpido por la emoción en numerosas ocasiones y, al borde del llanto, el jefe del Ejecutivo autonómico ha manifestado su orgullo por la confianza recibida por parte de sus conciudadanos y se ha comprometido a corresponderla cumpliendo con su cuarto mandato, el “más emocionante” de todos once años después.
“Me considero simplemente un intérprete temporal de los valores que nuestro pueblo atesora desde la noche de los tiempos”, ha trasladado, en su defensa de “una idea de Galicia” como una “identidad armónica y fraternal” que demanda una gobernanza “efectiva y afectiva” por parte de sus dirigentes.
“Los gallegos están facultados para pedir de sus instituciones actitudes y aptitudes acordes”, ha agregado, antes de remarcar su apuesta por la moderación y la estabilidad en el marco de un Estado autonómico “compuesto” que no debe funcionar nunca -a su juicio- como un “mosaico” con “las piezas esparcidas”.
Durante su intervención, Núñez Feijóo también ha querido reconocer y agradecer el trabajo de sus predecesores en el cargo y sin los cuales, especialmente -ha acentuado- sin Manuel Fraga, la Xunta “no sería hoy lo que la Xunta es”.
Así pues, para el tramo final de su discurso el mandatario autonómico ha reservado un mensaje de ánimo de cara a superar una crisis, la de la covid-19 en la que, ha advertido, Galicia no será “espectadora pasiva”, sino que, al igual que España y que el resto del mundo, trabajará y conseguirá “más pronto que tarde” poder volver a vivir en una “normalidad sin adjetivos”.
“Porque fuimos y seremos capaces. Porque Galicia es capaz”, ha sentenciado, como cierre de una intervención en la que ha insistido en que su compromiso político siempre estará ligado a su tierra.