Anoche con la tradicional pegada de carteles se dio el pistoletazo de salida de forma oficial a la campaña electoral para las elecciones Locales del 26 de mayo. Aunque la actividad política en clave electoralista comenzó hace ya algunos meses, en estos 15 días se prevén que sean jornadas frenéticas hasta llegar a la cita.
Las presentaciones por partes ha sido la tónica y lo seguirán siendo este fin de semana con la presentación de las candidaturas municipales, en unas elecciones que se antojan complejas en su definición a tenor de las ocho formaciones que se presentan y de los antecedentes de los anteriores comicios. No cabe duda que todo está por decidir y la cuenta atrás para el desenlace final promete emociones fuertes.
Si la ciudad más que nunca se juega muchísimo por la tesitura en la que está envuelta y por una legislatura que acaba y que ha ido languideciendo, no es menos cierto que las apuestas por salir indemnes de ellas por parte de los candidatos, la partida se batallará en los posibles pactos que de ellos podrían dar. Si el abanico de opciones es amplio, definir ahora las intenciones de votos parece tarea imposible de pronosticar, lo cierto es que sin mayoría -son trece los concejales que la marcan- los pactos y alianzas que se den a posteriori desenmañarán la madeja.
Un 26-M que estará todavía bajo el influjo de lo que dé de sí el próximo Gobierno central que no será -en principio- hasta junio cuando se vislumbre en su conclusión. Quién ocupará el sillón de Peral es aún a día de hoy toda una quiniela impredecible ante la amalgama de ofertas con las que concurren, una menos que en 2015.
La tendencia alcista de los partidos generalistas jugarán con la lógica ventaja de otras formaciones, incluso de las que se estrenan, que pudieran ser finalmente la llave para la gobernabilidad del Ayuntamiento portuense.