Quien esto firma no es, ni mucho menos, una experta en el cine de terror, aunque sea asidua al género. Tiene claro también que, en su personal e intransferible opinión y por poner solo algunos ejemplos, prefiere la sutileza antes que la obviedad en el tratamiento. Prefiere una gradación inquietante antes que sobresaltos abrumadores. Prefiere un mayor cuidado en los personajes antes que en los efectos especiales. Prefiere las elipsis y el fuera de campo antes que las vísceras. Prefiere también que las criaturas espectrales sean respetadas y los villanos, más complejos.
Algunos de tales ingredientes los ha encontrado en ‘Hereditary’ -producción norteamericana de 126 minutos de metraje, escrita y dirigida por Ari Aster, cosecha del 87, que debuta en el cine con ella. Su excelente y matizada fotografía la firma Pawel Pogorzelski y su no menos idónea banda sonora, Colin Stetson- que combina las casas encantadas y lo sobrenatural, con toques maléficos y con los usos del cine independiente, en esta historia sobre una familia compuesta por madre, padre, hijo e hija que reciben una herencia envenenada -en forma de propiedad inmobiliaria- a la muerte de la abuela materna, de inquietante y poderosa personalidad.
Y los ha encontrado especialmente en su primera parte. Desde ese brillante comienzo con la esquela y el posterior funeral. Desde la descripción de los efectos en cada uno de los cuatro personajes centrales de tal desaparición. Desde la mirada de su hija, y madre de la chica y el chico, hilo conductor de la historia, mirada cómplice y atormentada de los espectadores, tan lúcida como (auto)destructiva. Desde esa catarsis familiar tras otra pérdida que impulsa ella, una magnífica Toni Collette a quien secundan muy bien Gabriel Byrne, su contrapunto, con su empaque habitual, Alex Wolff y Milly Shapiro.
Desde las miniaturas de la casa y sus habitantes integradas y casi tomando vida en la mansión. Desde el grupo de duelo, donde conocemos los antecedentes de la protagonista. Desde las informaciones sobre las personalidades de este grupo humano que se nos van suministrando progresiva y paulatinamente. Desde las presencias que, estando, no se manifiestan más que veladamente. Desde su puesta en escena, tan lógica como esquiva, tan elegante al principio como barroca y truculenta luego.
Ahí está uno de los errores de ‘Hereditary’, para quien esto firma, esa ruptura con el tono y el ritmo anteriores para precipitar los acontecimientos en un final .con ciertos guiños a ‘La semilla del diablo’. desmesurado y carente de una mínima congruencia. Carente de una exigible lógica narrativa también en este terreno proceloso.
Pero, en fin, una película interesante que merece verse.