Corea del Norte y Estados Unidos anunciaron recientemente su intención de avanzar hacia una "desnuclearización" de la península coreana, una operación muy compleja que deberá ser supervisada y verificada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Para ello, la agencia nuclear de la ONU cuenta al sur de Viena con uno de los laboratorios más sofisticados del mundo para analizar pruebas radiactivas y medioambientales.
Situado en la localidad de Seibersdorf, la instalación del OIEA emplea a decenas de especialistas (químicos, físicos o ingenieros) de todo el mundo, que manejan sofisticados equipos de máxima precisión, adquiridos por el organismo o donados por países miembros, como Alemania, Japón o Estados Unidos.
Los analistas del OIEA determinan con este equipo el nivel de pureza de diferentes materiales fisibles, como el uranio enriquecido en instalaciones atómicas de todo el mundo, o determinan si un país está intentado desviar material nuclear para fines militares.
Para evitar interferencias políticas o dudas sobre sus resultados, los analistas de Seibersdorf nunca conocen el origen de las muestras que manejan en los laboratorios.
Uno de los métodos usados por los inspectores del OIEA es tomar muestras medioambientales con paños de algodón, que luego son analizados en profundidad, bien en su totalidad o parcialmente.
"Hacemos un análisis detallado de los paños y de las partículas, que tienen un tamaño hasta 50 veces inferior que el diámetro de un pelo", explica Stephan Vogt, director del laboratorio.
Para ello, este laboratorio especializado cuenta con 17 salas herméticamente limpias para evitar cualquier contaminación.
"Entre el 60 y 70 % de nuestro trabajo es control de calidad" para garantizar la limpieza absoluta de las instalaciones, cuenta Vogt en unas declaraciones a la prensa en Seibersdorf.
Solo así se puede garantizar la veracidad y fiabilidad de los resultados, cuenta el especialista.
Cada análisis medioambiental dura varias semanas y cuesta "miles de euros", sin tener en cuenta la inversión inicial del laboratorio, explica Vogt.
El laboratorio de Seibersdorf analiza unas mil muestras medioambientales por año, con un presupuesto operativo anual de unos 11 millones de euros (12,9 millones de dólares).
En caso de saturación, la institución del OIEA cuenta con el apoyo de otros diez laboratorios asociados, situados en países como Japón, Reino Unido, Estados Unidos o Brasil.
Mientras, en una instalación adjunta al laboratorio de muestras medioambientales se encuentra un gran centro de análisis de materiales nucleares.
Allí, los expertos del OIEA analizan la pureza y composición de materiales extraídos de instalaciones dedicadas a producir combustible nuclear.
En frascos estandarizados y protegidos, el laboratorio de Seibersdorf recibe las muestras tomadas por los inspectores de salvaguardas (controles) del OIEA en esas plantas.
El objetivo es confirmar en cada momento la veracidad de la declaración de salvaguardas de los países miembros del OIEA.
"Estamos aquí básicamente para servir como un auditor, para verificar de forma independiente las declaraciones de los Estados (miembros)", cuenta Steven Balsley, jefe del laboratorio de materiales nucleares.
Es que su equipo de expertos puede detectar en cada momento si un país quiere desviar material fisible para fines militares.
"El laboratorio de material nuclear del OIEA recibe, procesa y analiza muestras de uranio y plutonio, que han sido reunidas por los inspectores en puntos delicados del ciclo de combustión nuclear", explica el experto.
"Los expertos del laboratorio necesitan confirmar que el contenido de uranio y el plutonio de las muestras se corresponda con lo que los estados han declarado al organismo", agrega Balsely.
Como "ciclo de combustión nuclear" se conoce el proceso de fabricación de combustible nuclear para plantas atómicas, sea con uranio enriquecido o con plutonio.
Si bien se trata de una aplicación civil, permitida por los tratados internacionales, esos dos materiales -el uranio enriquecido y el plutonio- también tienen usos militares.
Justo esas aplicaciones militares que Corea del Norte ha desarrollado en la última década y media, que las llevó a ser una potencia nuclear, con un número no determinado de bombas.
En el histórico encuentro este mes entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el dictador norcoreano, Kim Jong-un, se acordó sin detalle alguno una "desnuclearización" completa de la zona, lo que siempre tendrá que ser supervisado y verificado por el OIEA.
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Una desnuclearización de Corea se verificará en la OIEA
La agencia nuclear de la ONU cuenta al sur de Viena con uno de los laboratorios más sofisticados del mundo para analizar pruebas radiactivas y medioambientales
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