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Lo que queda del día

Jugar con ventaja

Donde todavía no tienen claro quién dirigirá el partido, están los populares configurando ya sus equipos de trabajo para las elecciones municipales

Dicen que al equipo de campaña de Susana Díaz han dejado de salirle las cuentas. Ocurre cuanto más se alejan de Andalucía. Cunde el canguelo. Ha tenido que venir a Jerez para recomponer la situación y henchir la moral, pero ya saben lo que decía hasta Isabel Pantoja: “Pasitos para atrás, ni para coger impulso”, y hacer campaña donde domina la situación tiene mucho de eso. A Díaz todavía le puede quedar de ejemplo lo que ha ocurrido con los socialistas franceses: lo que quiera la militancia poco tiene que ver con lo que quiere el país. Le basta con remitirse a las pruebas, al legado electoral de Pedro Sánchez, pero puede que ni con esas, ni siquiera bajo la amenaza del estigma de la “pasokización”, del que todavía no queda claro a quién culpar realmente.

La situación interna tiene un beneficiario claro: el PP, sobre todo cuanto más se aleja -huye- de Madrid para crecerse y autoafirmarse desde lo local. Y ese beneficio se presenta en este momento en forma de ventaja. Donde todavía no tienen claro quién dirigirá el partido, ni qué fuerzas de poder emanarán del mismo hacia abajo, están los populares configurando ya sus equipos de trabajo para las elecciones municipales. Lo ha dicho Antonio Sanz, puede que el más aplicado de entre todos los líderes provinciales del PP: el objetivo es recuperar el gobierno de la Diputación. El reto tiene un serio inconveniente, ya que es en estos momentos el gran referente de la gestión socialista en la provincia, pero también una ventaja, la debilidad de algunos de los ayuntamientos gobernados por el PSOE, que electoralmente serán decisivos en la asignación territorial de diputados, caso de la Sierra de Cádiz, hacia donde todos miran con cierta inquietud, pero también con amplias expectativas.

A un lado las cuestiones territoriales, en el PP hay asimismo dos objetivos locales primordiales: Cádiz y Jerez o Jerez y Cádiz. Y Sanz cuenta con Teófila y Pelayo o Pelayo y Teófila. Lo adelantó Bomarzo en febrero pasado y se ratifica ahora, entrevista mediante, en el caso de García-Pelayo. La exalcaldesa jerezana, igual de disciplinada que siempre, reconoce que no ha recibido ninguna invitación oficial, pero su respuesta es el sinónimo de un sí: “Será muy difícil que me despegue de Jerez”. Se acabó la política ficción, y con ella las vertientes argumentales desde las que se llegó a escribir el futuro del PP en la ciudad: Pelayo hará carrera en Madrid y Saldaña asumirá el liderazgo, ¿lo recuerdan?

No ha hecho falta que lo admitiera la propia Pelayo, el comunicado de este viernes del PSOE provincial en alusión al “nulo trabajo” desempeñado por la diputada popular desde su escaño en el Congreso, escenifica la identificación total del adversario, pero también la propia debilidad del PSOE a la hora de afrontar el momento de la verdad. Lo resaltaba hace unos días Antonio Conde: basta con comparar en las fotos de un acto institucional el grupo de asistentes del PP con los del PSOE; en el primero están visibles grupo y partido, en el segundo, o grupo o partido, una inferioridad que va más allá de lo meramente numérico y desde la que se ha crecido el PP como ya lo hiciera en 2009, inmerso en una especie de moviola que parece aportarle rédito electoral, a la par que confianza.

La confianza, en cualquier caso, no será suficiente, ni tampoco el convencimiento. No es una cuestión de terapia o retiro espiritual. En realidad, y lo saben, lo que el PP necesitará, si quiere volver a gobernar en Jerez y en Cádiz, principalmente, es una mayoría absoluta, o sumarla llegada la investidura, algo para lo que no se encuentra tan limitado su eterno rival. Porque en esas ciudades también querrá gobernar el PSOE, y como él, todos los demás, lo que viene a demostrar que tampoco esa historia está aún escrita, por mucho que nos recuerde a otras anteriores, por mucho que se recuperen sensaciones, a las que les basta un golpe de levante, o un titular de periódico, para que se pongan en tenguerengue y entren las dudas. Ya saben: “pudo ser verdad, y ni siquiera haber pasado”.

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