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Córdoba

El obispo lamenta las violaciones de los derechos humanos

Demetrio Fernández ha recordado que "todo hombre es tu hermano, toda persona es templo de Dios"

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  • Demetrio Fernández -

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, se ha preguntado, lamentándolo, "cuántas violaciones de los derechos humanos" y "cuántos atropellos a la dignidad humana" se producen "cuando al otro se le considera simplemente como objeto de mercado, como objeto de placer, como un medio de producción", considerando que, ante ello, "es necesario recurrir a lo típicamente cristiano".

En este sentido y en su carta semanal, recogida por Europa Press, Demetrio Fernández se ha preguntado "cuántos niños soldados, cuántos niños esclavos en el trabajo, cuántos abusados sexualmente por los mayores, y que nunca tendrán acceso a la cultura ni una vida digna" hay, y también "cuántas mujeres violadas, objeto de trata, explotadas sexualmente y pisoteadas en su dignidad humana" hay.

De la misma forma, el obispo pregunta "cuántas personas que tienen que dejar su casa, cuántos perseguidos que se convierten en prófugos, y cuántos emigrantes sin rumbo fijo en busca de una situación mejor y que a veces se topan con la muerte en el mar, en los caminos y en el rechazo de los hombres" hay.

Frente a ello, Demetrio Fernández ha recordado que "todo hombre es tu hermano, toda persona es templo de Dios" y, "si alguno profana este templo, está pisoteando al espíritu que habita en vosotros", de ahí que "el testimonio que está llamado a dar un cristiano no es solo el respeto y la promoción de los derechos de los demás, tantas veces conculcados por el egoísmo humano", sino que "el cristiano está llamado a un plus mayor" a "amar a los enemigos, a los que te hacen mal, a los que no te quieren o que incluso quieren destruirte".

"En un mundo convulso como el nuestro --argumenta en su carta--, en un cambio de época como el que estamos viviendo, es necesario recurrir a lo típicamente cristiano, a aquello que solo el cristianismo puede aportar como original y propio a este mundo en el que vivimos", siendo "urgente este testimonio cristiano del perdón a los enemigos", pues "solo ese amor será capaz de transformar nuestra generación, para amanecer a una época nueva y renovada".

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