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Jerez

Pilar Sánchez empieza a dar clases de inglés a sus compañeras de prisión

La exalcaldesa, que va a cumplir ya un mes en la cárcel de Alcalá de Guadaíra, tendrá que declarar como testigo en el juicio del caso 'Casa del Rocío' que sentará a Pacheco en el banquillo de nuevo en abril, y ya ha solicitado hacerlo por videoconferencia

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  • Pilar Sánchez en la audiencia. -

En unos días, concretamente este miércoles, la exalcaldesa socialista Pilar Sánchez cumple su primer mes en la prisión de mujeres de Alcalá de Guadaíra, en Sevilla. La noche del pasado domingo  31 de enero, Sánchez ingresaba de forma voluntaria para evitar que las fuerzas del orden la detuvieran en casa. Había un precedente muy cercano y ella siempre tuvo claro que iba a evitar llegar al extremo  del también exalcalde y exsocio de Gobierno Pedro Pacheco. 

Desde ese domingo por la noche sus días en esta tranquila cárcel de mujeres transcurre como para el resto de las reclusas (no hay más de 150), entre las que se encuentra la más mediática de todas: la tonadillera Isabel Pantoja, con la que Sánchez  comparte el mismo módulo de respeto, el 1. Se trata del único de esta prisión con habitaciones individuales, indican las fuentes penitenciarias consultadas.

Sin embargo, mientras que la artista sevillana ha pasado allí su última semana al haberle sido concedida la libertad condicional, la exalcaldesa se adapta como puede a esta nueva vida impuesta aferrándose a su vocación de maestra. La misma que dejó por la política y que reanudó hace varios años cuando perdió las elecciones y se vio salpicada por los frentes judiciales.


De hecho, como era su intención, ya ha empezado a dar clases de inglés a las reclusas (es diplomada en Magisterio en la especialidad de ieste idioma) y fuentes de su entorno aseguran que está afrontando “con entereza” estos delicados momentos. Pilar Sánchez estaba concienciada de lo que se le venía encima, y así dio cuenta de ello cuando se dirigió a las cámaras 15 días antes de que se cumpliera el plazo para ejecutar la sentencia de la Audiencia Provincial, cuando tuvo que pasar el mal trago de acudir a los juzgados para declarar como testigo en el juicio de la venta de la Estación de Autobuses que sentaba en el banquillo a Pacheco. 


También ante los medios defendió su inocencia y que no se llevó “ni un euro” en los años que estuvo al frente del Ayuntamiento (junio 2005-mayo 2011). Y es precisamente esta razón lo que le da fuerza para levantarse cada día en la prisión. La misma  fortaleza que le falta a su familia para hacerse a la idea y a la que la propia Sánchez anima cada día,  sin perder tampoco la esperanza en que el recurso de amparo prospere.


Su destino ha sido el mismo que el de Pacheco, pero a diferencia del histórico andalucista, que en unos días deberá conoce su sentencia sobre el caso de la estación de autobuses, (el fiscal le pedía seis años de cárcel), su compañera de Gobierno entre 2005 y 2007 no tiene más cuentas pendientes con la justicia.

Evitar un circo mediático
Eso no quiere decir que esa “alianza” que tan mal terminó le vaya a librar de no tener que volver a los juzgados. Ya lo hizo poco antes de entrar en prisión como testigo, y deberá hacerlo de nuevo en menos de mes y medio, dado que el fiscal la ha propuesto como testigo en el juicio de la reforma de la casa hermandad del Rocio de Jerez en Almonte, (del 12 al 19 de abril), en el que Pacheco se enfrenta a una petición de seis años de prisión. Los hechos se remontan a la época en la que el andalucista gobernaba  con Sánchez como alcaldesa y él era delegado de Política Territorial en virtud del pacto PSOE-PSA. Con casi toda probabilidad, Sánchez declarará por videoconferencia desde la prisión, como así ha solicitado ya su abogado al tribunal, evitándose así convertirse en centro de todas las miradas al llegar en un furgón de la Guardia Civil.

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