Otro partido lamentable del Cádiz y van... El asunto preocupa y mucho porque no se atisban posibilidades de mejoría en un equipo perdido que esta vez ni siquiera fue capaz de hacerle un gol al colista, que había encajado 21.
Por los locales, Aridane fue el mejor y eso tiene una doble lectura. Por un lado, alegra comprobar que el central se asienta y va despejando las dudas iniciales, pero, por otro, en un partido ante el último de la tabla deja por los suelos a los atacantes.
Claudio repitió once titular por primera vez y contó de inicio con los mismos jugadores que habían entrado en Linares. Allí, el resultado fue positivo, por lo que el entrenador decidió no tocar nada. Tanto es así que también se repitió el banquillo, aunque al final se echó en falta poder ofensivo porque hubo que recurrir a Andrés como extremo izquierdo.
La primera oportunidad de la tarde iba a ser visitante, pero muy tonta. Una falta lateral que nadie acertó ni a rematar ni a despejar se estrelló en el poste de Cifuentes ante el susto general de las gradas, que ya se empezaban a enfadar.
A partir de ahí, los amarillos intentaron hacerse con el mando del partido, pero el Betis B ni mucho menos parecía el colista. De hecho, en varias fases se hizo dueño del juego, hecho que provocó los pitos de la afición local.
Pudo abrir el marcador Aridane, pero su remate se marchó alto. Fue en el saque de una falta al segundo palo, donde el central tuvo tiempo para rematar con la cabeza y el pie, pero al final por tanto pensar lo que hizo fue despejar.
Un buen centro de Álvaro García no fue rematado por muy poco por Güiza, que se lanzó a por todas, pero no llegó al balón.
Pasaban los minutos en contra de un Cádiz incapaz de doblegar al colista, muy bien plantado y dejando claro que, si este es su juego habitual, no merece llevar el farolillo rojo.
El guardameta bético, Pedro, con un paradón evitó el 1-0. Lolo Plá, sin dejar caer el balón, lo empaló con fuerza y colocación desde fuera del área, pero el servillano fue capaz de meter la punta de los dedos para mandarlo a saque de esquina.
Disparar desde lejos era la opción más fácil para un Cádiz que pisaba las cercanías de la meta verdiblanca, pero no acertaba con el último pase, el necesario para crear oportunidades y calmar a una afición que ya miraba el reloj.
Sí que acertó Güiza a dejar solo a Álvaro García, pero el guardameta volvió a ganar la partida, esta vez en el mano a mano frente al extremo cadista, habitual goleador de este año.
Sin goles se llegó al descanso, pero no mejoró el panorama en la reanudación. Los amarillos, todo voluntad, no eran capaces de marcar. Y en ataque un partido más se desesperaba Dani Güiza, cuya calidad no se discute, pero se pierde en la nada si no llegan balones en condiciones de ser rematados.
En la reanudación ya no estaba Lolo Plá y sí Wilson Cuero, que desespera a las gradas por momentos porque pocas veces sabe qué hacer cuando el balón llega a sus dominios.
Claudio no tardó en seguir moviendo el banquillo y Fran Machado entró en el lugar de Salvi. Más tarde, Andrés sustituyó a Álvaro García y esto no gustó a casi nadie. Alegra mucho ver al lateral izquierdo ya recuperado, pero empatando con el colista no se entendió su entrada para retirar al máximo goleador del equipo.
Despropósito tras despropósito avanzaba el partido y el rival del Cádiz ya era también el reloj, que no paraba y cada vez quedaban menos balas para marcar el gol del triunfo.
Cuero intentó una chilena en el área y se pidió mano, pero nada se decretó. Había sido un espejismo y el partido un mal sueño, que pudo convertirse en pesadilla total si Cifuentes no hubiera estado atento. Desde lejísimos intentaron sorprender al portero cadista, que fue capaz de desviar un balón en cuyo vuelo puso un nudo en la gargarganta de la afición.
Al final, sin goles y sin juego. El Cádiz ni está ni se le espera. La preocupación es máxima porque, pese a que la igualdad del grupo le hizo dormir líder este sábado, lo números no son ni de lejos los de un equipo que aspira al ascenso. Solo cinco triunfos en doce jornadas quedan muy lejos de lo que se espera y la próxima jornada se recibirá a la Balona, herida, pero con la motivación extra que supone un derbi provincial.