La explosión de dos artefactos explosivos en el norte y el occidente de Bogotá, que dejaron ocho heridos, convulsionaron hoy a la capital colombiana y obligaron al presidente del país, Juan Manuel Santos, a abandonar anticipadamente la X Cumbre de la Alianza del Pacífico que se celebra en Perú.
Las detonaciones, que afectaron a sendas oficinas del fondo de pensiones Porvenir, reavivaron el fantasma del terrorismo en la ciudad en momentos en que Colombia sufre una ola de ataques guerrilleros, especialmente en el sur y el noreste del país.
Este clima de tensión, más que la propia gravedad de lo ocurrido, obligó a Santos a optar por un regreso anticipado a Bogotá esta misma noche desde la ciudad peruana de Paracas una vez concluya su participación en un panel de jefes de Estado en el marco de una conferencia empresarial de la Alianza del Pacífico.
Mientras tanto en Bogotá se convocó un consejo extraordinario de seguridad para decidir qué medidas tomar para aplacar la alarma y encauzar las investigaciones sobre lo ocurrido, sin que por el momento se descarte ninguna hipótesis, ni siquiera un ataque de las FARC.
La Fiscalía afirmó que los primeros indicios de la autoría de las dos explosiones "apuntan a la guerrilla", si bien no especificó si se trata de las FARC o el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
La primera detonación fue registrada en el centro financiero de Bogotá, en la tradicional calle 72, donde siete personas fueron heridas, ninguna de ellas de gravedad, según el secretario de Salud de Bogotá, Mauricio Bustamante.
Tras esa explosión, varias ambulancias y vehículos de bomberos se desplazaron al lugar, donde el tráfico fue parcialmente cortado.
Varios testigos dijeron a Efe que la detonación, que destrozó los cristales de la oficina de Porvenir, hizo temblar los de edificios aledaños.
Pocos minutos después se reportó una nueva explosión en otra agencia de Porvenir situada en la zona industrial de Puente Aranda, donde una persona resultó herida.
En ambos casos desconocidos alertaron por teléfono que habían dejado una bomba en las instalaciones, lo que permitió desalojar las oficinas y, además, estableció un "modus operandi", en palabras del comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Humberto Guatibonza.
Con los indicios apuntados por la Fiscalía no se descarta que los ataques tengan la autoría de las FARC, toda vez que esa guerrilla inició una ola de atentados en varias partes del país el pasado 22 de mayo, cuando suspendió el alto el fuego unilateral que mantuvo durante cinco meses.
De hecho, el general Guatibonza ya había afirmado el pasado viernes que la ciudad estaba "blindada" ante la posibilidad de un ataque de las FARC.
"Son hechos terroristas, sin ninguna duda", dijo hoy el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, quien ofreció una recompensa de 100 millones de pesos (unos 38.000 dólares) a quien pueda dar información sobre los autores de estos hechos.
Mientras, la secretaria de Gobierno de Bogotá, Gloria Flórez, recordó desde el lugar de la primera detonación que "ninguna capital de departamento está exenta de que ocurran hechos", e instó a "reforzar todos los protocolos, los anillos de seguridad y acciones de inteligencia a fin de garantizar la seguridad de los ciudadanos".
Como respuesta a esta petición, un consejo de seguridad resolvió aplicar un "plan candado" y "plan capital" que unirá efectivos de la Policía y unos 2.000 miembros de Ejército para reforzar la vigilancia en la ciudad.
Los bogotanos reviven con estos ataques el miedo al terrorismo, que en los últimos tiempos solo ha dejado sustos, como la media docena de pequeñas explosiones registradas en diferentes barrios en febrero pasado.
Posteriores investigaciones indicaron que al menos una de ellas fue obra de bandas dedicadas al tráfico de drogas en el centro de la ciudad.
En junio del año pasado también se produjeron varias explosiones menores en Bogotá que, según la Policía, fueron perpetradas por el ELN por su 50 aniversario.
Pero los peores recuerdos se asocian a las FARC, que en febrero de 2003 hicieron detonar un coche bomba dentro del club El Nogal causando 36 muertos y más de 170 heridos.