El tiempo en: El Puerto

Jerez

La década que cambió al martes

Este martes se han cumplido diez años de la llegada de La Clemencia al centro, un periodo que ha revolucionado la hasta entonces jornada ‘más floja’ de toda la Semana Santa

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • La Clemencia -

Son las cinco de la tarde. Aprieta el sol en San Mateo. Las paredes encaladas del viejo y despoblado barrio parecen dar pequeños pasos atrás para que la bulla gane espacio, y alguien se cuela allí donde físicamente no se puede. Se han abierto las puertas del histórico templo. El Martes Santo -que ya tenía a dos cofradías en la calle- adquiere una nueva dimensión. La salida de la Hermandad del Desconsuelo supone un punto de inflexión en la Semana Santa. Es el Jerez antiguo y popular el que definitivamente se suma a la fiesta. 
El sol parece querer broncear los rostros curtidos del Bizco y el Berruga -los populares judíos-, mientras el Señor de las Penas aún se encuentra resguardado por la sombra de los viejos muros de la iglesia. Y el silencio -que es fugaz- da paso al aplauso de la multitud. Suena la Agrupación Musical de la Sentencia, mientras un río de antifaces rojos fluye por la Ronda del Caracol para desembocar ante las plantas de la patrona de la ciudad.
Detrás, la Virgen del Desconsuelo, la que trajo a Jerez los históricos bordados con los que Rodríguez Ojeda revolucionó la Semana Santa andaluza. El Martes Santo tiene una cita ineludible en San Mateo, pero reúne de un tiempo a esta parte los atractivos suficientes para ser equiparado a los días grandes de la Semana Mayor. Hace justo diez años, la Hermandad de la Clemencia rompió tabúes y fronteras hasta entonces infranqueables. El Cristo de San Benito fue escoltado ayer por doscientos nazarenos y 98 monaguillos (no se les permite vestir la túnica hasta una determinada edad). A las órdenes de Eduardo Biedma, 121 costaleros. Detrás, la Agrupación Musical de los Gitanos de Sevilla.
Si la Hermandad del Desconsuelo traslada a la calle historia y casticismo, La Clemencia derrocha elegancia y buen hacer, desde que sale hasta que entra. Al pastel de San Benito le resta, eso sí, la guinda de que el Cristo de la Clemencia sea acompañado por María Santísima de Salud y Esperanza. El paso de palio tiene ya muchas de sus piezas ejecutadas, por lo que es posible que en 2016 pueda verse ya en la calle.
A la misma hora a la que salía la Hermandad del Desconsuelo lo hacía la de Humildad y Paciencia, que en su segunda comparecencia en la tarde del Martes Santo estrenaba un paso del que únicamente se aprecia aún el trabajo de carpintería, así como los faldones-respiraderos realizados por Ildefonso Jiménez.
La cofradía de la iglesia de la Santísima Trinidad fue la encargada de inaugurar la Carrera Oficial, mostrando estampas de gran belleza y recogimiento a su paso por el barrio de San Pedro.
El paso -una vez se ejecute su talla- se va a inspirar en altar de la iglesia de San Marcos, manteniendo una línea muy clásica acorde con el espíritu de esta cofradía, que hace ahora quince años fue erigida canónicamente tomando como referente la extinta Hermandad de San Antón, que en su momento había llegado a ser la más antigua de la ciudad.
Antes de que La Clemencia hiciera estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral -en 2005- la Hermandad de la Defensión era la encargada de abrir la Carrera Oficial. La cofradía de Capuchinos es ahora la tercera en transitar por ese itinerario común. Además, bien pudiera decirse que ha vivido una década prodigiosa por cuanto su número de nazarenos y su prestancia en la calle han crecido de modo exponencial.
El binomio que forman ahora el paso del Cristo de la Defensión y la Banda de Cornetas y Tambores de la Centuria Romana Macarena, de Sevilla, es francamente insuperable. Quizá una de las estampas más clásicas que pueden disfrutarse en la Semana Santa de Jerez. No se queda atrás el paso de palio de María Santísima de la O, al que la Banda de Música de la Soledad de Cantillana dedica un repertorio que va más allá de la excelencia.
La Defensión fue la última cofradía en echarse a la calle, al filo de las seis y media de la tarde. Bastante antes, a las seis menos cuarto, lo había hecho la Hermandad del Amor, en la antigua collación de San Juan. En el primero de los pasos procesiona el Señor Cautivo. El conjunto se está terminando poco a poco y ayer presentó nuevos avances en el dorado de las andas. Le acompañó la Agrupación Musical San Juan, que el Martes Santo vive quizá su jornada más emotiva al haber nacido al amparo de esta cofradía.
El que no puede estar más completo es el paso del Cristo del Amor, a cuyos pies llora -cómo nadie sabe hacerlo- la Virgen de los Remedios. La hermandad celebra este año su 75 aniversario fundacional, una efeméride que incluye una salida extraordinaria en octubre.
Manuel Jaén Vargas estuvo al frente de la cuadrilla de costaleros de este soberbio conjunto, que contó con el acompañamiento de la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario, de Cádiz.  

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN