El tiempo en: El Puerto

Jerez

Más de 3.500 fumadores dieron la última calada en 2013

Después de tres años sin humo por la restrictiva ley antitabaco del 2011, los hosteleros y estanqueros siguen alertando de sus perjuicios, mientras que en el ámbito sanitario apuntan a que esta nueva norma ha “favorecido” la disminución del consumo

Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Fumadores en una terraza -

Año nuevo, propósitos nuevos, y a la cabeza de una buena parte de la lista el dejar de fumar se repite en estas fechas entre una buena parte de la población. Tres años después de que la ley antitabaco dejara libre de humo a bares, restaurantes y discotecas, e impusiera duras restricciones para fumar junto a espacios como los colegios o los centros sanitarios, junto con la salud el motivo fundamental para dar la última calada para siempre son los bolsillos. Una balanza que con la crisis también ha variado sensiblemente en los últimos años, de manera que el factor económico predomina incluso al de la salud como se desprende del perfil de los usuarios que participan en los programas de intervención avanzadas que ofrece el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para dejar de fumar. “Las motivaciones van en función de la edad, y por ello en el caso de los jóvenes lo suelen dejar más por un problema económico que de salud y también por estética, bien por el olor que les queda, que son deportistas o porque su pareja no es fumadora; sin embargo hemos detectado que en los mayores de 40 y 45 años, por las circunstancias en las que estamos, a los problemas de salud se ha unido también el económico, que incluso empieza a pesar más”, explica Josefa Rojas Villegas, responsable de la Unidad de Tabaquismo del Area de Gestión Sanitaria Norte de Cádiz.
En ambos colectivos el trasfondo en la práctica viene siendo idéntico: desempleo, falta de recursos económicos y, por tanto, imposibilidad de hacer frente a una adicción que en algunos casos puede costar hasta 300 euros al mes. Además de estas razones, está el endurecimiento de las normas que, si bien no son el desencadenante para dar el paso, como ocurrió con la entrada en vigor de la nueva ley en 2011, sí “favorecen” y ayudan en la consecución de la meta final gracias al factor psicológico. “Las leyes inciden directamente en el consumo, porque si tu vas a una cafetería o a otros lugares donde está prohibido fumar y sabes que no vas a poder hacerlo te vas a ir dando cuenta de que lo aguantas bien”, añade.
En cuanto a las cifras de los usuarios que consiguen dar, al menos al año de intentarlo, carpetazo al tabaco, estas se mantienen en las de los tres últimos años, que es cuando se percibió un mayor repunte de las personas que se plantearon dar plantón al tabaco. En este sentido, según los datos aportados por Rojas, entre  3.500 y 4.000 personas que participaron en las intervenciones avanzadas de carácter grupal o individual habían dejado de fumar después del año de iniciarlas, lo que supone entre el 30 y el 40% del total de usuarios que tomaron parte en los talleres (más de 11.000).  Aunque lo ideal es que las sesiones se ajusten al perfil de cada uno, desde el SAS aconsejan la grupal, ya que puede motivarles más que en solitario el estar con otras 14 personas en su misma situación. “Se apoyan unos a otros”, añade Rojas. Esta intervención consiste  en cuatro sesiones semanales de 60 a 90 minutos tras las que pondrán una fecha para dejarlo. A los seis meses el peligro de la recaída es más serio que nunca, mientras que al año recibirán el “alta”. Hasta ese tiempo, el programa del SAS prevé distintas fases de seguimiento a los tres, seis meses y al año. Mucho habrá llovido llegado a esta última meta desde aquella primera charla en las que los usuarios “se llevan tarea a casa”, empezando por el denominado “registro de cigarrillo” para tomar conciencia de lo que se fuma realmente y de los momentos en los que consume más. La idea  hacer un listado con las motivaciones a favor y en contra de tabaco y los momentos más fáciles y más delicados que asociados a él para empezar a prescindir de los primeros.
Al margen de estas opciones, habrá casos en las que el médico de cabecera, que es al que se pueden dirigir los interesados o bien solicitar un folleto en su centro de salud para informarse, tendrá que suministrar fármacos para apoyar el proceso de deshabituación.

“Se han perdido postres, cafés, copas...  la ley ha sido nefasta”

El presidente de Horeca, la patronal hostelera, Antonio de María, aboga por importar a España el modelo de Europa por el que se permite fumar en el interior de los bares en zonas diferenciadas y en las que no pueden estar los trabajadores de los negocios. Tras tres años sin humo por la entrada en vigor de una ley que se llevó por delante los espacios que adaptaron para fumar aquellos locales de más de 100 metros y la consiguiente inversión realizada, el balance continúa siendo “nefasto”, apunta De María. “Se han perdido postres, café, copas, y hasta clientes en la noche porque hay quien prefiere reunirse en su piso con los amigos y poder fumar tranquilo que estar en la calle pasando frío”, señala, resaltando el “impresionante palo” que supuso para estos negocios las restricciones de la ley antitabaco de 2011. Una norma que consiguió lo que antes era impensable: que ni en discotecas, bares ni restaurantes se encendiera un cigarrillo, y que todavía el sector reprocha al Ejecutivo del expresidente Zapatero “porque lo hizo en plena depresión económica, y los fumadores sí tenían garantizados sus derechos, fue una medida gratuita; todavía las personas que están de reuniones de trabajo o con amigos comiendo y se levantan para salir a fumar se acuerdan de la familia de más de uno”, manifiesta el responsable de Horeca.  Pero, ¿quién ha salido ganando con esta ley? A juzgar por las manifestaciones de De María, no son tantos como se preveía. “Decían que nos íbamos a alegrar que iban a venir más matrimonios con hijos y con las familias a los bares que antes con el tabaco no lo hacían, y no se ha cumplido nada”, señala. Por lo pronto, en Horeca recuerdan que siguen a la espera de que el actual Gobierno central, el mismo que se comprometió a introducir medidas para paliar esta situación y dar vía libre a espacios habilitados siempre sin la presencia de trabajadores de la hostelería, se pronuncie al respecto. “Seguimos sin saber nada de este asunto, pero esperemos que cumplan su compromiso”, concluye.

El contrabando se lleva por delante el 65% de las ventas

Primero fue la crisis, un mal común para todos los sectores, luego las restricciones de la ley antitabaco de 2011 fue la puntilla al delicado contexto económico, pero ambas circunstancias son soportables para los estanqueros si se tiene en cuenta el frente hacia el que cada vez ven menos salida y que va a más por día: el contrabando de tabaco. Por culpa de esta práctica ilegal perseguida por Vigilancia Aduanera y la Guardia Civil las ventas en estos establecimientos han caído en un 65 por ciento y su situación actual es “más grave y delicada” que nunca.
Así lo asegura el presidente de la asociación de estanqueros de Cádiz, José Bermúdez, que representa a más del 75% de los estancos que hay en Jerez y el resto de la provincia. Hace poco se reunieron con el delegado del Gobierno andaluz en Cádiz, Fernando López Gil, para trasladarles esta problemática y en breve esperan hacerlo también con la la delegada del Gobierno central  en Andalucía, Carmen Crespo, para hacerle saber también de la acuciante necesidad de reforzar las actuaciones por parte de aduana y Guardia Civil para ejercer un control más férreo ante una práctica que les está destrozando vivos. 
“Queremos controles más valientes, sabemos que las fuerzas de seguridad son las que son, pero que se cubran todas las denuncias; hacen lo que pueden pero los que les pagamos los impuestos al Gobierno somos los estanqueros y el 80% de una cajetilla de tabaco que vendemos es para impuestos para el Estado”, se queja.
Jerez, como apunta, es una de las ciudades más afectadas por esta lacra y los estancos lo están pasando tan mal que a las bajas de más de 40 negocios  en los últimos dos años en la provincia al pasar de los 350 a los 310 establecimientos, se une cada vez más la solicitud de cierres temporales de cada día más locales, especialmente en la zona del Campo de Gibraltar, debido a un panorama que cada día está más negro.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN