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Museo de Arte Ibero: historia de una frustración

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La presentación ayer de una nueva edición, y van doce, de las Jornadas Iberas, en torno a la riqueza arqueológica que distingue a nuestra capital, nos hizo recordar la frustración que nos embarga con el ilusionado proyecto de un Museo Ibero para Jaén. No es que creamos que no se va a hacer, es de suponer que hay un compromiso y que antes o después conoceremos el proyecto que ha pasado por tantos avatares, y la Junta, de acuerdo con lo que han sido sus pretensiones, acometerá lo que estamos convencidos que es una de las grandes obras para esta capital, pero ha habido tanta dilación, han transcurrido tantos años desde que llegó el anuncio oficial por parte de la administración autonómica, han sido tantas las dificultades que ha habido que sortear, empezando por la historia interminable de la cesión  de la vieja cárcel y todos sus antecedentes, que la ilusión colectiva que el proyecto levantó en la ciudadanía, especialmente entre los colectivos culturales, se ha ido viniendo abajo, y ahora ni siquiera se percibe ese entusiasmo en los propios expertos en nuestra riqueza arqueológica ni tampoco en los movimientos asociativos que empujaron con fuerza como lo fue sin duda la Asociación de Amigos de los Iberos, que se pusieron al frente de la espera y  van camino del aburrimiento. Ayer de alguna manera lo soltó en la conferencia de prensa la presidenta de Amigos de los Iberos, Pilar Palazón, quien recientemente en una entrevista para VIVA JAÉN también reconoció que le costaba trabajo volver a ilusionarse por esta causa. Posiblemente a la Junta le gustaría en este caso concreto que las críticas no existieran o se expresaran de manera más tibia, pero es que el proyecto del Museo Ibero para Jaén es de los que claman al cielo, ha llegado a estar repetidamente en los presupuestos y de la misma manera han desaparecido las partidas pues, por diferentes razones la verdad es que la Consejería de Cultura no ha sido capaz de salvar todos los obstáculos y conseguir para Jaén un museo emblemático desde el punto de vista cultural, de la recuperación de las señas de identidad y como otro atractivo más en el escaparate de cara al turismo.
De cualquier modo tenemos que señalar que en ningún momento se ha bajado la guardia en la difusión y promoción de nuestra riqueza ibera gracias al trabajo constante desde la Universidad y el Centro Andaluz de Arqueología Ibera del profesor Arturo Ruiz y de su equipo, en el que se encuentra entre otros, el profesor Manuel Molinos. A ellos les debemos todo lo que existe como un legado del que Jaén, capital y provincia, se tienen que sentir muy orgullosos. Si acaso lo que nos apena es que las administraciones no sepan responder con la eficacia que se les demanda porque lo que no tiene nombre es que a estas alturas no podamos estar disfrutando de un gran Museo Internacional de Arte Ibero como se merece nuestro patrimonio. La pregunta que nos hacemos es: ¿para cuándo?

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