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La Brigada Mulazamin avisa de más ataques si sigue el operativo en Malí

La Brigada Mulazamin, encabezada por el ex dirigente de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) Mojtar Belmojtar y de la que el grupo 'Firmantes con sangre' parece ser un subgrupo, ha amenazado ejecutar nuevos ataques terroristas si no se pone fin a la intervención militar en Malí

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La Brigada Mulazamin, encabezada por el ex dirigente de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) Mojtar Belmojtar y de la que el grupo 'Firmantes con sangre' parece ser un subgrupo, ha amenazado ejecutar nuevos ataques terroristas si no se pone fin a la intervención militar en Malí, apenas dos días después del secuestro de cientos de trabajadores de la planta de gas natural de In Amenas, en Argelia.

   "Prometemos a todos los países que participan en la campaña de los cruzados contra la región del Azawad que llevaremos a cabo más operaciones si no revierten su decisión", ha señalado la brigada a través de un comunicado, recogido por SITE Intelligence Group, un organismo especializado en hacer seguimiento de los grupos terroristas.

   Asimismo, ha señalado que se abrió una negociación con los gobiernos de Argelia y los países occidentales afectados por el secuestro de trabajadores para garantizarles la seguridad de los rehenes, pero que "un alto cargo de la Inteligencia argelina confirmó en una llamada telefónica que destruirían el lugar con todos en su interior".


   La brigada no ha especificado si con esta negociación se refiere a la oferta formulada por el grupo el viernes para intercambiar a los rehenes estadounidenses en poder del grupo por dos islamistas que se encuentran encarcelados en Estados Unidos.

   En concreto, Belmojtar reclamó la liberación de Omar Abdel-Rahman, también conocido como 'el jeque ciego' y de Aafia Siddiqui. El primero cumple cadena perpetua y es el líder de la Gemaa Islamiya, el grupo islamista egipcio responsable del atentado de Luxor en 1997 en el que murieron 58 turistas extranjeros, mientras que la segunda está condenada a 87 años de cárcel y su detención se debió a que fue mencionada en sus interrogatorios por el 'cerebro' de los atentados del 11-S, Jalid Sheij Mohamed.

   En su comunicado, la Brigada Mulazamin, 'Los Enmascarados', ha explicado que el grupo "ejecutó una doble operación destinada a controlar la planta de gas y detener a algunos de los trabajadores occidentales del complejo", tal y como ha recogido la agencia mauritana de noticias ANI.

   "Tras hacerse con el control del complejo, tal y como estaba planeado, y tras reunir a varios occidentales, liberaron a los musulmanes, a pesar de que el Ejército argelino afirma que fueron ellos los responsables de la liberación", ha agregado.

   Según esta explicación, el grupo contactó posteriormente con la junta de la empresa y solicitó que se abrieran negociaciones, al tiempo que pidió que el Ejército se mantuviera alejado del lugar "para proteger la vida de los musulmanes y los secuestrados".

   "Sin embargo, francotiradores del Ejército dispararon contra dos de los rehenes. Posteriormente, helicópteros argelinos empezaron a atacar la planta donde estaban los rehenes para poner fin a la crisis lo antes posible", ha añadido.

   "En ese momento, los combatientes decidieron abandonar la planta para evitar el asesinato del resto de rehenes y de los musulmanes que estaban heridos, en contraste con lo argumentado por el régimen argelino, que asegura que el grupo pretendía trasladarlos a un estado vecino", ha dicho la brigada.

   "Helicópteros argelinos bombardearon el convoy que trasladaba a los rehenes a la planta y los destruyó de forma bárbara y causando muertes directas", ha relatado. "Esto demuestra el poco respeto del Ejército hacia la vida de los rehenes y el grupo, que quería plantear una serie de demandas", ha señalado.

   La operación militar se ha saldado con la muerte de 37 rehenes y 29 secuestradores, aunque aún hay cinco extranjeros desaparecidos.

CONCLUSIONES DEL ASALTO

   Así, la Brigada Mulazamin ha destacado que el asalto contra la planta de gas ha confirmado una serie de cosas, entre las que ha destacado que "los estados que están tomando parte de la campaña cruzada contra los musulmanes y el Islam tiene solo un objetivo, que es atacar el joven proyecto islámico en Malí y en todos los países en los que se aplica la 'sharia', al tiempo que no interfieren para proteger al aislado pueblo sirio".

   "Confirmamos la falsedad de los intereses de seguridad argelinos y las alegaciones del Ministerio de Interior respecto a la protección de las fronteras. La operación confirmó la fragilidad del sistema de seguridad y que las barracas militares, con más de 250 soldados especializados en la protección de extranjeros y compañías petroleras, se vieron sorprendidas por el valor de los 'fedayines'", ha dicho.

   Asimismo, ha destacado que la operación ha demostrado "la trapacería del régimen argelino y la ilusión de los estados occidentales, que creen que el grupo que ha llevado a cabo la operación es local y puede ser controlado fácilmente, a pesar de que sabían desde el inicio de que únicamente cinco argelinos participaran en la misma".

   Los miembros del comando eran de ocho nacionalidades --argelina, tunecina, egipcia, maliense, nigeriana, canadiense y mauritana-- y estaban comandados por el argelino Bencheneb Amine, mientras que un canadiense coordinaba el ataque.

   Además, había otro canadiense entre los 32 secuestradores, así como once tunecinos y un nigeriano que trabajó como conductor en la base y que conocía bien la zona. Los secuestradores iban fuertemente armados.

   La Brigada Mulazamin ha revelado además que la operación "se preparó hace tiempo tras recabar información de Inteligencia en varios lugares", pero ha recalcado que el sitio "fue elegido tras demostrarse que Argelia colaboraba con Francia en la guerra lanzada contra los islamistas en Malí tras permitir el paso de tropas por el espacio aéreo y cerrar la frontera con el Azawad".

   "Avisamos a nuestros hermanos musulmanes de la necesidad de alejarse de todos los complejos y compañías occidentales, especialmente de las francesas, por su seguridad", ha apostillado.

CRISIS POLÍTICA EN MALÍ

   La crisis política en Malí se desató el pasado mes de marzo, cuando un nutrido grupo de militares descontentos por la falta de recursos suministrados por el Gobierno para combatir la lucha independentista del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA) en el norte dio un golpe de Estado.

   Aprovechando el caos institucional, los rebeldes tuareg se hicieron con el control de las tres regiones que forman el Azawad --Tombuctú, Kidal y Gao-- y proclamaron unilateralmente su independencia, aunque este movimiento no contó con el reconocimiento de la comunidad internacional.

   Sin embargo, los grupos islamistas presentes en el norte de Malí --Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), el Movimiento de Unidad para la Yihad en África Occidental (MUYAO) y Ansar Dine--, rápidamente expulsaron al MNLA del Azawad, donde, desde entonces, imponen la 'sharia'.

   A principios de enero, estos grupos islamistas comenzaron a avanzar hacia la línea de demarcación en la región de Mopti, mientras que varias unidades de los grupos 'yihadistas' presentes en la zona se desplegaron al sur de Tombuctú, en una zona en la que se encuentra presente el Ejército del país africano.

   Ante el avance de los islamistas, el presidente francés, François Hollande, anunció el envío de tropas galas a Malí para contener la situación y precisó que permanecerán en el país africano mientras sea necesario.

   Francia, que comenzó las operaciones hace dos semanas, cuenta sobre el terreno con 2.150 militares. Las tropas francesas y malienses han avanzado este lunes hacia algunas zonas del centro de Malí, hacia las localidades de Diabaly y de Doeuntza, ante la retirada de los grupos islamistas armados.

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