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Torremolinos

Rafael Fernández Jiménez o el salero de Torremolinos

Entusiasta miembro de dos Asociaciones Corales, Rafael Fernández se integra también en cinco Hermandades y Cofradías.

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  • Rafa Fernández -
Si hay un personaje que de las fiestas sea médula y sal, además de la alegría personificada; y sea de la música tónica y acorde grácil sobre el pentagrama del Sol Mayor; y sea al propio tiempo chispa inextinguible que mantiene encendido el horno de las ilusiones en las distintas Hermandades y Asociaciones del municipio; y sea, en fin, alma y diapasón que armoniosamente levante y sustente el ánimo de sus congéneres y despierte en ellos las más vivas simpatías, ése es Rafael Fernández Jiménez.

Residente en Torremolinos desde que le amanecieron las luces primeras de la vida un 8 de junio de 1970, a Rafael lo conoce todo el pueblo y él a todo el pueblo conoce. Rafael es sonrisa permanente y animadora para todos. Espontáneo y locuaz, atento y docto en empatía, derrocha y transmite optimismo. Si tiene penas, deben de viajar en el submarino hermético de las profundidades. Sus raíces ancestrales aún sostienen el árbol familiar en la cercana Granada.

- Rafael, tú naciste aquí, en la tierra malagueña; pero tu familia es de la granadina Lanjarón, ¿verdad?
- Sí, mis padres y mis tíos se vinieron un buen día a Torremolinos y aquí iniciaron nueva vida, en los tiempos del boom. Montaron el Hostal Lanjarón y el Restaurante Lanjarón. Posteriormente, en 1986, mis padres, Rafael y Loli, abrieron el Restaurante Nuevo Lanjarón.

- Deben de estar ambos entre los restaurantes más populares de Torremolinos. ¡Cuántas anécdotas no habrán protagonizado!
- ¡Muchísimas! Habría para escribir un libro. Por los dos restaurantes, Lanjarón y Nuevo Lanjarón, habrá pasado todo el pueblo de Torremolinos y el que no es de Torremolinos. Personalmente he tenido el privilegio de ayudar en el servicio de mesas y atender gustoso tanto a mis paisanos como a los foráneos. Aquí he conocido a muchísima gente. Ha sido el restaurante una auténtica escuela de relaciones públicas y humanas.

- ¿Algún personaje famoso os visitó?
- Contamos durante años, entre otros buenos clientes, con el famoso compositor de la canción "¡Ay, Torre, Torremolinos!", el maestro Juan Solano; asimismo con el pintor malagueño Manuel Blasco, primo de Picasso. Ambos, hoy con la respectiva calle a su memoria en el municipio, tuvieron la gentileza de escoger el Restaurante Nuevo Lanjarón como su hogar de comidas, algo que nos llenó de orgullo a la familia. La famosa actriz y cantante Imperio Argentina también nos honró con su presencia.

En el Colegio Medalla Milagrosa aprendió Rafael las primeras letras y en este Centro tan entrañable para los torremolinenses cursó hasta el tercero de EGB. Después continuaría sus estudios, de cuarto a octavo de EGB, en el Colegio Miramar. El BUP lo realizaría en el Instituto Los Manantiales. Torremolinos fue su crisol cultural y en este Torremolinos que le vio nacer casó nuestro protagonista con la empresaria local Reme Ramos. En el año 2000 abrieron en la calle Europa, popularmente conocida como "la subida del Calvario", un comercio de artículos de regalo Disney, llamado "Fantasías", establecimiento que funcionó hasta el 2006, en que Rafael se incorporó a la Biblioteca Pública Municipal de Plaza Goya. Le tenía reservado el destino un billete permanente para el crucero de la cultura, ahora entre un mar de libros. El contacto directo con el público le es virtud natural. Ese contacto y la franqueza de su carácter le ha hecho y le hace ganar muchos amigos.

Si los libros le son, en términos laborales, firme lecho de papel, la música y el canto le son genuina arteria vital y confortable colchón para el espíritu. No descuidó Rafael sus estudios musicales, paralelos a los obligatorios de la escolaridad primaria y secundaria. Amó desde su tierna infancia la música, la estudió, la ejerce y continúa amándola.

- ¿Qué hay de tus actividades musicales?
- Digamos que mi primera actividad musical fue como Maestro de Banda de Tambores, Cornetas y Gaitas cuando hice el servicio militar en El Pardo, con el grado de cabo primero.

- Interesante. ¿Y actualmente?
- A día de hoy, al margen de haber estado unos años alternando como profesor de música de actividades extraescolares en los colegios Miramar y Medalla Milagrosa de Torrremolinos, mi actividad musical y vocal se reparte principalmente entre dos Corales. En primer lugar, la Asociación Coral de Torremolinos, una de las más veteranas de Andalucía, de la que soy miembro activo desde 1986 y de la que durante once años fui presidente. También soy componente de la Coral Iberoamericana Tantanakuy.

- Nos admira que puedas encontrar tiempo para tanto.
- Siempre hay tiempo cuando la vocación tira, aún sabiendo que sacrificas horas y hasta recursos por amor al arte.

- Aparte de en las Corales, participas también en los Carnavales, ¿verdad?
- Todos los años, desde 1984. Nuestro grupo ha obtenido ya varios premios, lo cual anima y compensa.

- También estás encuadrado en otras Asociaciones no musicales, ¿es así?
- Así es. Me cabe el honor de pertenecer a Asociaciones de carácter religioso como: Hermandad de San Miguel Arcángel, Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Cofradía del Calvario, todas éstas de Torremolinos. Además me encuadro en la Cofradía de la Esperanza de Málaga como hombre de Trono y en la Hermandad de San Sebastián de Lanjarón. Y en el terreno profano y festivo, estoy afiliado a la Peña Camino de Pinares y a la Asociación Rociera de Torremolinos.

Llano y admirable nuestro Rafael Fernández en su afán de elevar a lo sublime el pabellón de Torremolinos. No es simple grano de arena el que desinteresadamente aporta, sino todo un bloque. Él es más que sal en el pueblo: es realmente el salero de Torremolinos.

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