Como ejemplo, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, al igual que autoridades actuales y pasadas, es nombrado habitualmente en medios de comunicación, en la calle y en su gabinete como “economista Rafael Correa”.
“Si antes se decía 'conde' o 'marqués', aquí se dice 'economista', 'doctor' o 'licenciado'. Es una herencia colonial que ha llegado a sustituir los títulos nobiliarios a los títulos académicos”, explicó a Efe el historiador ecuatoriano y especialista en lenguaje Manuel Espinosa.
Para él, este hecho “ha servido para marcar (el estatus de las personas) en una sociedad” como la ecuatoriana, ya que “décadas atrás unos pocos tenían acceso a la universidad”.
Pero no sólo es Correa u otros miembros del Gobierno, como el economista y canciller Ricardo Patiño, quienes reciben un trato diferencial por sus estudios.
El “¡mande!” que exclama una persona, conocida o no, cuando se dirigen a ella, o incluso el servicial “a la orden”, tras pedirle alguna cosa, denotan que la jerarquía sigue presente, son fruto de una mezcla de imposición colonial y de las desigualdades sociales.