El pasado lunes celebramos el pleno sobre el estado de la ciudad. Una vez más, el Alcalde optó por llevar este debate a los últimos días del año, entre villancicos, polvorones, zambombas y cabalgatas, ocultando el que quizás sea el pleno más importante del año junto con el de la aprobación del presupuesto. El salón de plenos estaba vacío. En Facebook había cuatro espectadores. Otros tantos en Youtube.
La democracia exige transparencia, y este pleno debería ser un escaparate para la rendición de cuentas, no un trámite que cumplir intentando pasar lo más desapercibido posible
La pregunta es obvia: ¿por qué esconderlo? Si tan orgulloso está el Alcalde de su gestión y tan magnífica es su obra, ¿por qué no darle a este pleno la visibilidad y relevancia que merece? Llevamos cinco años de gobierno del Partido Popular enfrentándonos a esta misma estrategia de opacidad. ¿Es miedo a la crítica? ¿Es falta de confianza en su propia gestión? ¿O simplemente una muestra más del desprecio hacia el derecho de la ciudadanía a estar informada y participar de los asuntos de su ciudad?
Este pleno no solo es un ejercicio de transparencia, sino una oportunidad para que el gobierno rinda cuentas ante la ciudadanía. Un gobierno verdaderamente comprometido con su gente no tiene miedo a someterse al escrutinio público.
La democracia exige transparencia, y este pleno debería ser un escaparate para la rendición de cuentas, no un trámite que cumplir intentando pasar lo más desapercibido posible. El fin de Beardo está claro: que la democracia no le moleste mucho mientras gobierna para sí mismo y sin los portuenses.
Quise aprovechar ese pleno para dirigirme a las 2.262 personas que en las pasadas elecciones confiaron en Izquierda Unida para representarles durante este mandato.
A pesar de las numerosas trabas a nuestra labor de oposición, durante este 2024 hemos intentado estar a la altura de su confianza: convertir esos votos en propuestas en favor quienes más necesitan la ayuda de las instituciones; de más y mejores servicios públicos municipales, en defensa de las plantillas municipales y los trabajadores de las contratas, en una ciudad más verde y habitable, en nuevas conquistas sociales y más derechos feministas.
Todo desde una labor de oposición seria y constructiva, crítica y fiscalizadora, siempre defendiendo nuestro programa y nuestras convicciones aunque a veces nos quedemos solos.
Esa línea queremos seguir en 2025. Que Gran Población no sea sinónimo de sueldazos o de alejar la gestión de los asuntos públicos de la gente sino de participación ciudadana, desarrollo local y buenos servicios públicos.
Un reto difícil ante el rodillo absoluto pero como dijo nuestro poeta universal: si altas son las torres, el valor es alto.
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