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Jerez vive un Miércoles Santo pleno tras cuatro años de infortunio

La meteorología acompañó por fin a las seis cofradías de esta jornada procesional

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Los caprichos de la primavera han permitido que las cofradías que se vieron afectadas por la inestabilidad meteorológica en 2019 disfruten en esta ocasión del mejor escenario meteorológico posible de toda la Semana Santa.

Ni siquiera el viento –que tanto deslució la noche del Domingo de Ramos- hizo esta vez acto de presencia, lo que permitió disfrutar de la presencia de las hermandades sin la necesidad de atender a factores externos.

La incorporación a la Semana Santa de nuevas cofradías ya nos ha acostumbrado a asistir a salidas tan tempranas como la de la Hermandad del Soberano Poder, que inicia su recorrido por la barriada de La Granja cuando todavía restan diez minutos para las tres de la tarde.

 

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En medio de un clima de indudable euforia se echaron a la calle los nazarenos de esta populosa cofradía. El Señor estrenaba una túnica de terciopelo burdeos confeccionada tras la recuperación de un antiguo bordado otomano, luciendo además el paso un elegante y variado exorno floral en el que destacaba la presencia del clavel rojo ‘sangre de toro’.

El cortejo lució de manera singular en los primeros tramos de su itinerario, ofreciendo una estampa reservada a las corporaciones nazarenas que llegan al centro desde la periferia arropadas por la gente que las siente como algo propio.

La Agrupación Musical de la Sentencia acompañó al único paso de la cofradía, comandado por el capataz Raúl Rodríguez.

 

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La Hermandad del Consuelo fue la siguiente en echarse a la calle. Lo volvió a hacer después de varios años desde la parroquia de las Viñas, a la espera de que pueda levantar nueva capilla propia entre El Pelirón y Chapín.

A las cuatro de la tarde empezó a asomar a la calle su elegante cortejo de nazarenos y poco después ya se pudo apreciar la silueta del Señor del Amparo, un nazareno que gana devoción a cada paso que da camino del Calvario. Desde Daimiel llegó la Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Columna (Los Coloraos), que se estrenó de este modo en la Semana Santa de Jerez.

 

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También era novedad la talla del respiradero trasero, realizada por Francisco Pineda.

La Virgen del Consuelo estrenó nuevas caídas de palio, en lo que no es sino la primera fase de un ambicioso proyecto que está dotando ya de más empaque a todo el conjunto. La frontal se presentó en la calle con los antiguos bordados que Fernando Calderón está adecuando a su nuevo uso. La Banda de Música San José Artesano, de San Fernando, fue la encargada de acentuar con sus interpretaciones el carácter severo de esta corporación, cuyos pasos fueron comandados por Ezequiel Simancas.

Antes de que la Semana Santa de Jerez creciera –quizá en exceso- la Hermandad de Santa Marta era la que proponía una de las salidas más madrugadoras. Ahora, que su cruz de guía empiece a recorrer el empedrado de San Mateo cuando ya han pasado diez minutos de las cuatro y media de la tarde, esos recuerdos se antojan cada vez más lejanos.

 

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La contemplación de esta cofradía por San Mateo y Justicia –casi en soledad- es un disfrute para quienes añoran tiempos pasados.

La contemplación del paso de misterio se antoja un viaje imaginario a la historia de una Semana Santa que se fue. La Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Caridad ofrece sus sones a quien siempre fue su titular, pero también a Santa Marta, que es quien da nombre a la hermandad.

Detrás viene Madre de Dios del Patrocinio en un paso de palio que es prodigio al mismo tiempo de humildad y tenacidad. Le acompaña la Banda de Música Virgen del Rosario, de El Cuervo. Jesús Sánchez Lineros y Álvaro Barba son los capataces de la cofradía.

Todavía es posible vivir en primera persona esos momentos y llegar a tiempo para ver a la Hermandad de las Tres Caídas por el Jerez intramuros perdiéndose entre callejas de fachadas abandonadas y fincas semiderruidas.

 

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La cofradía de la iglesia de San Lucas ni siquiera abrió las puertas de su templo en 2019 por la inestabilidad meteorológica, de modo que habían pasado ya cuatro años desde la última vez en que se hiciera a la calle esa cruz de guía de metal plateado en la que se refleja la portada del santuario diocesano hoy dedicado al Señor de la Salud en sus Tres Caídas.

Había pasado casi tanto tiempo que la memoria apenas recordaba la belleza y armonía ganada por el conjunto del nazareno caído con la sustitución de los hachones por los faroles de Gabella y el bordado de la túnica.

Más vagos eran aún los recuerdos de la presencia en la calle del crucificado de la Salud, que sólo procesionó en 2018 y que hace justicia con el pasado de la corporación nacida a principios de los años cuarenta del siglo pasado con la vocación de rescatar de la memoria la del desaparecido monasterio de Belén. La música que acompaña a este crucificado retrotrae también a una época romántica.

Esa es precisamente la estética de la que se ha querido dotar al paso de palio de la Virgen de los Dolores, esa que portan quienes en el periodo más duro de la pandemia no dudaron en cambiar molías por alimentos y medicinas. La Banda Municipal de Música de Gerena acentuó ese carácter en el que viene trabajando la hermandad, que tiene como capataces a Ildefonso Oñate, Raimundo Leal y Tomás Sampalo.

 

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Restaba la salida a la calle de la Hermandad de la Amargura y del Prendimiento. La primera de ellas inició su recorrido a las seis menos cuarto arropada por un público numeroso que quiso acompañarla por la calle Medina en busca del esperado reencuentro con la esquina de Naranjas. El paso de misterio lució la primera fase de la restauración que acomete Daniel Sánchez Vázquez, que ha recuperado todo el esplendor del frontal.

El Señor de la Flagelación fue acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores de la Vera Cruz de Utrera y tuvo como capataz a Francisco Monje.

Puede decirse igualmente que al frente del paso de palio de la Virgen de la Amargura se estrenó Martín Gómez, ya que en 2019 apenas pudo ponerlo en la calle al hacer acto de presencia la lluvia. La Banda de Música Julián Cerdán, de Sanlúcar de Barrameda, volvió a entregarse a una hermandad que considera casi como algo propio.

La Amargura

La Hermandad del Prendimiento ha atravesado un periodo especialmente convulso. La meteorología quiso que al menos por esta vez la cofradía viviera centrada en sus dos titulares. El Señor del Prendimiento lo llena todo cuando aparece por el Angostillo de Santiago y ya no importan ni dirigentes ni varas ni martillos. El Prendimiento sale a la calle y deja de ser algo de la hermandad para convertirse en un icono más de Jerez.

En esta ocasión le acompañó además la Agrupación Musical San Juan, una banda del propio barrio de Santiago que llevaba años deseando poner sus sones a la imagen junto a la que han crecido muchos de sus componentes.

La Virgen del Desamparo estrenó la restauración completa de su paso de palio, una de las grandes joyas del patrimonio cofradiero jerezano. Los trabajos han sido acometidos por el bordador Jesús Rosado. Detrás, la Banda de Música del Nazareno de Rota, que se mantuvo fiel a la hermandad aun en los periodos de mayor incertidumbre.

 

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