Aurora Sánchez Álvarez y Antonio García Escribano son dos peluqueros que han disfrutado de su trabajo durante 54 años dedicados a su profesión. La pasión de Aurora por la peluquería le viene desde pequeña. Según nos cuenta Encarni Funes, amiga de la pareja, “con solo once años liaba rulos a sus vecinas y a sus muñecas. Empezó cobrando 10 reales por el peinado. Se formó profesionalmente en la Academia de Granada y después en Málaga”.
Antonio, por su parte, trabajó en sus inicios de camionero, pero a los pocos años se formó como peluquero y se unió a la peluquería con Aurori, con quien ha formado un equipo perfecto hasta el día de su jubilación. “Siempre han disfrutado de su trabajo, esmerándose día a día por complacer a su clientela. A lo largo del tiempo, las clientas se han convertido en amigas, compartiendo anécdotas y experiencias. Su peluquería ha sido una casa abierta donde muchas mujeres no solo iban a peinarse, sino también a pasar un rato agradable de conversación, risas y buenos momentos. Más que peluqueros, eran amigos”, señala Encarni Funes.
El 26 de marzo se hizo un homenaje a esta pareja de profesionales. Clientes, familiares y amigos se reunieron en el Mirador Atalaya Real para darles una sorpresa con motivo de su jubilación. La comida estaba planificada para el 28 de diciembre, cumpleaños de Aurora, pero tuvo que posponerse a causa de la pandemia. Sus hijas, Esther y Aurora, se desplazaron desde Lanzarote para compartir este día tan importante para sus padres. Fueron parte de la sorpresa.
A lo largo del día las muestras de cariño y afecto se hicieron visibles con detalles que emocionaron a la pareja en más de una ocasión. Asistieron 88 personas a la comida, pero colaboraron en el homenaje 150 personas aproximadamente. Un homenaje, por tanto, a la altura de estos dos profesionales, que han culminado medio siglo juntos, iniciando ahora una merecida jubilación.
