A finales de junio pasado, el neumólogo Gerardo Pérez Chica, presidente del Colegio de Médicos de Jaén, declaró a INFORMACIÓN que “lo que puede hacer cambiar absolutamente el rumbo de la pandemia sería la vacunación de los adolescentes entre 12 y 16 años y a los jóvenes”. “Hay que ir quitándole todas las posibilidades de transmisión al germen”, y eso pasa por atajar la contagiosidad entre el grupo más vulnerable, que no cuenta con defensas contra el Covid y se relaciona socialmente con mas relajación en lugar de retirar mascarillas, explicó entonces.
Algo menos de seis meses después, se felicita por el plan de inmunización diseñado por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para los niños de entre 5 y 12 años, que comenzará este miércoles, porque, una vez administrado el fármaco a casi el 90% de la población adulta andaluza, “el riesgo de rebrotes se ha situado en este tramo”.
No en vano, la incidencia actualmente es de 251,1 casos entre esas edades en el conjunto de la región, frente a la incidencia de 150,5 atendiendo al total de la población; mientras que Cádiz, con 144,4 en general, multiplica por dos los contagios en menores, con una tasa de 302,7.
“Si algo nos ha permitido llegar a la situación actual, cuando podemos movernos con cierta libertad, ha sido el fármaco”, remarca, por lo que, dada la eficacia probada de la inmunización hasta el momento, anima a los padres a vacunar a sus hijos porque “es seguro y la mejor herramienta para seguir luchando contra el Covid”.
Pérez Chica se muestra confiado en que haya una respuesta masiva. El barómetro del Centro de Estudios Andaluces (Centra) concluyó en octubre que el 79,8% de los encuestados que tiene hijo menor de 12 años asegura que lo vacunará, frente a un 16,4% no lo hará; solo un 3,7% no sabía qué hará en el momento del sondeo.
El uso generalizado de la mascarilla entre los niños también despierta optimismo. “Llevamos dos años de pedagogía” y durante el invierno pasado no solo impidió la transmisión del Covid, sino que, asegura, redujo a la mínima expresión los casos de bronquiolitis, una de las infecciones respiratorias más comunes. “La relajación de su utilización ahora”, sin embargo, ha vuelto a llevar a los centros de salud a menores. “Es preciso ponérsela y mantenerla en el tiempo siempre que sea posible”, recomienda.
Los casos de padres que se han opuesto a seguir a pies juntillas el consejo de las autoridades sanitarias ha sido residual. El presidente de la Unión Sindical de Inspectores de Educación (USIE) en Andalucía, Javier Fernández, lo confirma. Los casos de incumplimiento de la obligatoriedad para los alumnos mayores de seis años, salvo que exista un informe clínico fundamentado, que exonere al menor de cumplir con lo prescrito, se han resuelto por medio del diálogo entre las direcciones de los centros y las familias. “No me consta que se haya iniciado ningún procedimiento ante la negativa reiterada”, afirma.
El abogado de la Unión de Sindicatos de Trabajadoras y Trabajadores en Andalucía (Ustea) en la provincia de Cádiz, Juan Domingo, refiere algunos problemas puntuales en centros de Tarifa o Puerto Serrano, resueltos, en efecto, felizmente.
Pero la organización sí cuestiona que la responsabilidad de que se tomen medidas coercitivas recaiga en los directores de los colegios. “Una cosa es que el protocolo sanitario apele a la buena fe y otra diferente es que la Consejería de Educación no sea la que tome medidas” cuando resulte del todo imposible hacer entrar en razones a quienes se opongan a que sus hijos lleven la mascarilla.
