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Educar para el futuro

Salvar el planeta haciendo sacrificios

Grandes potencias como China, India y Rusia no niegan el problema pero hacen oídos sordos, mientras la Unión Europea intenta liderar la lucha y nos arrastra

Publicado: 12/11/2021 ·
10:14
· Actualizado: 12/11/2021 · 10:17
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  • La Tierra. -
Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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En la cumbre internacional sobre el clima celebrada en Glasgow nuestros representantes han ofrecido aumentar un 50% la aportación de nuestro país para la lucha contra el cambio climático y muchos nos preguntamos por qué no el 100%. Dejando a un lado la ironía, lo cierto es que cada día estoy más convencido de que lo de salvar el planeta (que es algo bueno) parece estar convirtiéndose en una especie de religión y la lucha contra las emisiones de gases está adoptando los tintes de una cruzada.

Es algo que se está asemejando a lo que ocurrió en la Edad Media, cuando los poderosos (reyes, príncipes y religiosos) recaudaban fondos para formar ejércitos que marchasen a la lucha contra los “infieles” y a la conquista de “Tierra Santa”. En el caso del cambio climático todo aquello quedaría sustituido por la lucha contra los llamados “negacionistas del cambio climático” y la conquista de las “cero emisiones”.

Los que participaban en las cruzadas eran bendecidos y recibían bulas que les perdonaban sus pecados y los que por lo que fuera se quedaban en Europa podían donar bienes y fortunas para alcanzar las mismas prebendas. Hasta en esto se parece la lucha contra el cambio climático, ya que los países más ricos, con más industrias que contaminan, pueden comprar los derechos de emisiones de gases a los países pobres que no los necesitan porque no tienen industrias.

Igual que en cualquier religión los activistas contra el cambio climático también se marcan objetivos difíciles de cumplir y cuando no los alcanzan suelen culpar a los negacionistas que – como auténticos demonios – actúan constantemente para poner piedras en el camino tomado por quienes han visto la luz y saben que si no se pone remedio al cambio climático la humanidad estará avocada a una tremenda catástrofe que – como si de un juicio final se tratase – acabará con nuestra contaminante (pecadora) civilización.

Así pues, para los cruzados del  cambio climático estarían por un lado ellos y por otro los pobres desgraciados que no ven lo que está sucediendo porque se dejan llevar por su soberbia y avaricia. Así de simple. Para que todos tengamos presente la catástrofe que se nos avecina, los líderes políticos – y últimamente también los religiosos – nos lo recuerdan constantemente. Organismos como la ONU avisan de que los recortes de emisiones previstos no son suficientes y piden actualizarlos.

Grandes potencias como China, India y Rusia no niegan el problema pero hacen oídos sordos, mientras la Unión Europea intenta liderar la lucha y nos arrastra. Como si fuese una oración o una penitencia, los mantras se repiten: Cerrar las centrales nucleares, abandonar el carbón para generar electricidad, reducir las emisiones de gases, dejar de producir coches de combustión, dejar de comer carne… Hacer sacrificios para que mejore el clima. Continuará. Fuerza y salud

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